Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor

34 Lenguas en que escribió y que leyó Miranda Desde muy joven, Miranda se interesó por conocer otros idiomas. Al explicar al general Juan Manuel Cagigal su decisión de dejar el servicio en el ejército español, el junio de 1883, escribe que lo hace no sólo para substraerse a una persecución injusta, ―sino para dar al mismo tiempo principio a mis viajes en países extranjeros, que sabe usted fue siempre mi intención concluida la guerra; con este propio designio, he cultivado de antemano con esmero los principales idiomas de Europa que fueron la profesión en que desde mis tiernos años me colocó la suerte del nacimiento‖ 45 . Así, pues, el estudio de idiomas atrajo al adolescente y luego al joven Francisco. Para poder aprobar el Bachillerato en Artes, o curso de filosofía previo a los estudios de Teología, Leyes y Medicina, era necesario llegar a un muy buen conocimiento del latín. Como lo expresa el historiador de la Universidad de Caracas, Dr. Ildefonso Leal, «la Filosofía era una asignatura básica en la Universidad, porque se pensaba que esta materia dotaba al estudiante de una cultura general y de una metodología adecuada para el estudio. La Filosofía se estimaba como precioso instrumento para el raciocinio, para el análisis y para la precisión verbal. Sin haber aprobado los cursos de latín y sin poseer el bachillerato en Artes (Filosofía), nadie podía matricularse en Teología, Leyes o Medicina» 46 . Naturalmente, el latín no era una lengua que Miranda iba a hablar alguna vez, sino uno de los dos idiomas indispensables para conocer en sus originales los tesoros de las literaturas griega y latina. De modo que el latín fue una lengua que leyó. Y hasta le ayudó una vez a comunicarse, en Suiza. El estudio lingüístico del enorme corpus de los escritos de Miranda sería de gran interés, pero constituiría un trabajo inmenso y muy complejo. De hecho sólo ha habido unos pocos trabajos en el plano limitado del léxico y reducidos a considerar un idioma en alguna etapa de la vida del caraqueño. Así, estudio de Belda está, como vimos, limitado a los Diarios. Y el Rodolfo Oroz se limita al examen del Diario de Estados 45 Carta de 16 de abril de 1783. En F. de Miranda: América espera , pp. 60-61. 46 Ildefonso Leal: «Andrés Bello y la Universidad de Caracas», en Primer Congreso del Bicentenario Bello y Caracas , La Casa de Bello, Caracas 1979, p. 172.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=