Bicentenario de Hispanoamérica: Miranda escritor

105 El comentario de Grases es certero: no se enseña griego, y menos en la Inglaterra en el siglo XIX, sin saberlo muy bien: "Son nuevos datos que iluminan esta etapa de su vida, pues ignorábamos que [Bello] se hubiese empleado en una empresa mercantil y hubiese sido profesor de latín y griego, lo que nos ilustra acerca de que el tiempo de lectura en la biblioteca de Miranda en Grafton Street a partir de 1810, fue más importante y provechoso del que sospechábamos. Lo conocíamos como latinista, en Caracas, pero no se sabía hasta dónde había alcanzado su preparación en griego, la cual habrá tenido que ser de alto nivel para ser maestro en Londres, dado el rigor con que en Inglaterra se ha aprendido siempre la lengua de Homero" 158 . Hay otro documento que corrobora también el fecundo aprovechamiento que hizo Bello de la biblioteca mirandina, de sus gramáticas y diccionarios griegos y de sus ediciones clásicas. Se trata de una edición de Esquilo, en texto griego sin notas, y que Aurelio Espinoza Pólit, en su estudio Bello helenista , estima es de fines del siglo XVIII. Es posible que esta edición, no identificable por faltarle la portada, haya pertenecido a la biblioteca mirandina y le haya sido regalada a Bello por Sara Andrews 159 . Esto es verosímil si recordamos que ella obsequió el Cancionero de Urrea a Bartolomé José Gallardo. Se trataba de un in folio editado en Logroño en 1513 y que el eminente bibliógrafo español calificaba de "magnífico ejemplar". Y como lo destaca Pedro Grases, quien ha documentado ampliamente el destino de ese volumen, "no cabe la menor duda acerca de que la biblioteca de Miranda en Grafton Street, la habrá conocido Gallardo llevado de la mano de Bello, quien desde sus primeros días en Londres en julio de 1810, fue asiduo consultante de los ricos libros del Precursor". Y añade: "Alguna punta de legítimo orgullo habrá sentido el humanista de Caracas al poder mostrar la espléndida colección de un patriota americano ante los ojos de un experto tan calificado en azares de bibliografía hispánica, como fue Gallardo" 160 . 158 P. Grases, op. cit ., p.60. 159 Como hacemos notar en el análisis de la biblioteca de Miranda, éste al parecer trató de formar unas colecciones de buenas ediciones grecolatinas de los principales autores clásicos y otras con traducciones acreditadas en francés, italiano, castellano e inglés. En los libros que se conservan en Caracas y en los catálogos de las subastas de su biblioteca, falta precisamente una edición griega o grecolatina de Esquilo. 160 P. Grases, «Bello, Gallardo y un libro de la biblioteca de Miranda», en Obras Completas , vol II, p.116

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