Ser-humano (cartografía antropológica)

— 46 — Nuevamente en comparación con el animal, que está circunscrito a su estrecho entorno, al ser humano lo caracteriza una “apertura de mundo” ( Weltoffenheit ). Ello es posible a la vez en la medida en que, con igual fuerza, el hombre es “ente activo” ( Handlungswesen ) entendiendo ello sobre todo en el sentido de actuar en su medio, en su entorno, esto es, modificarlo; esto sucede parejamente en función de las finalidades que persigue. Más todavía, lo que tiene lugar en este gradual distanciamiento de su entorno es una paulatina “interiorización de la ex - terioridad”, aludiendo con ello a como el hombre interioriza cada vez más todo lo que es, el ser en plenitud. 5. El hombre como persona de Max Scheler Es cierto que el concepto de ‘persona’ tiene una connotación ante todo cristia - na, si bien su origen proviene de las máscaras del teatro griego. La persona, de acuerdo con ello, es el personaje que el actor de la tragedia representa. Este origen singular de ‘persona’ en su vínculo con la máscara es asaz decidor porque, como lo vería Ortega y Gasset, la persona se va haciendo, en cuanto van cayendo sus máscaras; por el lado contrario, lo que caracteriza al loco sería el quedar atrapado en una máscara definitiva ( ¿Qué es filosofía? , Lección X) 17 . En Scheler lo decisivo de su pensamiento es de carácter valórico. Es precisamen - te el tener una percepción valórica de la realidad lo que, entre varios otros ras - gos, distingue al ser humano del animal. Esto le otorga un especial alcance a la fenomenología que desarrolla Scheler, por cuanto se trata en ello del reconoci - miento de una estructura valórica del mundo. La fenomenología heideggeriana supone, en contraste con ello, un brusco giro, ya que se trata en ella de que “los valores no dejan ser al ser” y por lo tanto ellos constituyen un impedimento para acceder al fenómeno. Mas, a propósito de ello, con Scheler podríamos replicar, afirmando que permanentemente estamos valorando, siendo ello a la vez inevi - table, y que esas valoraciones nos permiten orientarnos en el mundo. En el mismo contexto, según plantea Scheler en su obra El formalismo en la ética y la ética material de los valores , escrita entre 1913 y 1916, a la dimensión personal, a la persona de cada cual no llegamos sobre la base de disquisiciones racionales, como el considerar siempre al hombre como un fin y nunca como un medio (Kant), sino a través de un “sentir valórico” ( Wertgefühl ) 18 . Atendiendo a su vez a la obra El puesto del hombre en el cosmos de 1928 (tal vez la más leída de Scheler y aparecida el mismo año de su muerte) el hombre es 17 Obras completas, Editorial Alianza/ Revista de Occidente, Madrid. 12 volúmenes, 1946–1983. Edición de Paulino Garagorri. 18 M. Scheler, Der Formalismos in der Ethik und die materiale Wertethik (El formalismo en la ética y la ética material de los valores), Bern: Francke, p. 173 ss.

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