Ser-humano (cartografía antropológica)

— 43 — bre los fenómenos, ya sea porque de antemano ha sancionado sobre el ser de los fenómenos en general (y sobre los fenómenos fundamentales, en particular) o simplemente porque se pretende que no ha menester de una definición de lo que sea el caso: Atendamos a lo que dice Fink de los fenómenos fundamentales en su conjunto en su obra Fenómenos fundamentales de la existencia huma - na ( Grundphänomene des menschlichen Daseins ), en cuanto al mencionado dar testimonio del hombre: “La costumbre, la tradición y las fuerzas tradicionales de las instituciones, en su anunciada teoría de la vida, han hecho ya afirmaciones sobre el trabajo, el amor, la muerte –y han desarrollado actitudes firmes, posturas públicas, ordena - mientos moralmente sancionados, etc. Cuando nosotros filosofando queremos comportarnos relativamente a los fenómenos fundamentales de nuestra exis - tencia, no podemos simplemente asumir y repetir estas significaciones tradicio - nales –nosotros tenemos que pensarlos a partir de nuestro presente, de nuestra testimonialdad” (Ffeh, p. 43). 3. El homo ludens de Johan Huizinga y Roger Caillois La aparición de Homo ludens en 1938 del filósofo holandés Johan Huizinga no sólo recapitula el tema del juego que él último en desarrollar había sido Nietzs - che, sino que replantea el tema de manera radical. Él nos hace ver que la con - cepción del homo sapiens y del homo faber son insuficientes y que es el homo ludens el que permite entender más propiamente quiénes somos y en particular la cultura 13 . Posteriormente, con la aparición de Los hombres y los juegos de Roger Caillois, la clasificación de los juegos que él presenta es de crucial importancia. Hay juegos de agon (competencia), alea (azar-destino), mimicry (imitación), e ilinx (vérti - go) 14 . Si relacionamos lo planteado desde el pensamiento del homo ludens con esta clasificación de los juegos, cabe decir que esa determinación se diversifica en tanto induce a que seamos homo ludens en una cuádruple dirección. 1. Ante todo somos homo ludens agonales, no sólo en función de los juegos es - pecíficos que jugamos que en su gran mayoría son precisamente de agon , sino, antes bien, porque la sociedad en que vivimos tiene esta misma marca agonal. Jugamos juegos físicos o mentales –desde el fútbol hasta el ajedrez– y en todos ellos se enfrentan unas habilidades y destrezas con otras, y se es estrictamente medido según ellas. Ello no es menos así en nuestra sociedad: unas habilidades se enfrentan con otras tanto en una empresa, en la política como en el mundo académico, e igual se es medido y evaluado según ellas. 13 J. Huizinga, Homo ludens , trad. de Eugenio Imaz, Buenos Aires: Emecé, 1968, p. 11, 17 ss. En adelante: Hl. 14 R. Caillois , Los juegos y los hombres , trad. de Jorge Ferreiro, México: FCE, 1967, p. 41. En adelante: Jyh.

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