Ser-humano (cartografía antropológica)

— 42 — Weischedel, Frankl. En el caso del último autor mencionado –Viktor Frankl– po - dríamos decir que con él propiamente se inicia la concepción del ser humano como “buscador de sentido” que ahora examinamos 11 . Pero también la pregunta por el sentido y la posibilidad consustancial del sin-sentido habrá de irradiar en el conjunto de la cultura, expresándose ello en el arte –plástica, literatura, mú - sica, teatro y cine. El sentido, ante todo en su dimensión existencial, lo podemos entender a partir de “generadores” y “fuentes” que lo determinan 12 . Por de pronto, en cuanto a los generadores, el sentido nace con el vínculo que tenemos con algo, vínculo que puede tener un carácter afectivo, anímico o intelectual. Pero ese vínculo está determinado a la vez por “fuentes referenciales”, como Eros , el saber, el poder, el juego, el trabajo. Mas, a la vez, cabe reconocer que hay el “trasfondo”, la doble posibilidad del sentido–sin-sentido que está en todo momento presente. Puede tener todo el sentido que se quiere trabajar en algo, investigar, leer un libro, hacer un viaje, y en cada caso esas acciones o dedicaciones tendrán sentido en función de ciertas fuentes referenciales que lo dispensan como el erotismo o el saber (si acaso se trata de la lectura de un libro de historia, por ejemplo), mas al mismo tiempo en sí mismo nada tiene sentido. En otras palabras, algo tiene sentido para nosotros, pero probablemente para otro no, y lo tiene únicamente en la medida en que hay fuentes y generadores que lo dispensan. 2. El hombre como testigo del ser de Eugen Fink Si con Heidegger podemos decir que el ser humano es ser-ahí ( Dasein ), vale decir, el “ahí” donde se puede revelar como también ocultar el ser y todo lo que es, con Fink podemos decir que el hombre es el único ente que da testimonio de lo que es y del ser en plenitud. En nosotros se atestigua el planeta Tierra, la vía láctea a que pertenecemos, el libro que estamos leyendo, el sentimiento de pu - dor que advertimos en una persona cercana, y otros. Somos nosotros, cada uno individualmente, quienes damos testimonio de ello. Este sentido de testimonia - lidad ( Zeugenschaft ) Fink lo va aplicando a cada uno de los fenómenos existen - ciales fundamentales que él estipula: muerte-trabajo-lucha- eros -juego. En ello se advierte la impronta de la fenomenología de Fink, en cuanto a que se requiere de un salir al rescate de estos fenómenos fundamentales, que ya se encuentran apresados bajo la interpretación cotidiana –social, familiar, moral, institucional. La cotidianidad, y agreguemos, familiaridad, llena de convencionalismos, encu - 11 V. Frankl, El hombre en busca de sentido , Barcelona: Herder, 1991. 12 C. Holzapfel, A la búsqueda del sentido , Edit. Sudamericana, 2005. A continuación algunas ideas generales de este libro expuestas muy sucintamente. En ella se examinan además las teorías de sentido de Weischedel, Deleuze, Baudrillard y Fink. En adelante: Bds.

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