Ser-humano (cartografía antropológica)

— 18 — aunar los contrarios. En él el día y la noche son uno, lo mismo la vida y la muerte, como también incluso bien y mal, justicia e injusticia. El segundo nivel de este logos cósmico universal de Heráclito es sumanifestación física. Esta corresponde al fuego ( pyr ) como el que hay en el sol y las estrellas. El tercer nivel refleja como ese logos nos determina a nosotros como seres hu - manos, ya que justamente lo que nos define es que somos esencialmente racio - nales. Como observamos, somos poseedores de logos en la medida en que estamos determinados por el logos universal, cósmico. Éste es pues el cosmocentrismo. Con el homo viator el centro se desplaza a Dios, porque aquí se trata de recono - cer de que estamos “hechos a imagen y semejanza de Dios”; somos imago dei . Con el hombre como centro, como queda de manifiesto, el centro lo asume aho - ra el hombre, que simplemente toma posición de él. Como adelantábamos, ello irá acompañado por el más espectacular desarrollo de ciencia y tecnología. 5. Dentro de nuestro derrotero cronológico se presenta luego el ser humano finito que inicialmente se constituye con Kant. Se trata aquí de cómo el hombre comienza a reconocer su finitud, por de pronto la finitud del conocimiento y de las posibilidades de la razón. Según dice Foucault muy lúcidamente, el sujeto se abre aquí a la posibilidad de asumir su finitud y será un proceso doloroso de ahí en adelante que tardará siglos hasta que la asuma de modo cabal 4 . Ello nos muestra la fuerza que ha tenido siempre la creencia en una continuación de la vida tras la muerte. Mas, antes de reconocer con Kant la finitud del conocimiento humano, en el siglo XVIII el hombre comienza a tomar conciencia de su finitud en medio de la inmensidad. Influye en ello que se reconozca que pertenecemos a la vía lác - tea, y que el el propio Kant sostenga que no hay solamente ésta, nuestra propia galaxia, sino miles de ellas. Se llega así paulatinamente a la idea de que en el inmenso universo hay multitud de “universos-isla” que probablemente contie - nen infinidad de sistemas solares y planetas como el nuestro. Recordemos las palabras de Kant de que sólo ha conocido dos cosas grandes en su vida: la ley moral dentro de él y el cielo estrellado fuera de él. Y justamente haciendo notar que el ser humano finito es el que más tarda en gestarse, cabe agregar que si Kant supuso por primera vez que hay miles de galaxias, hoy en día sabemos que son cientos de miles de millones, cada una conteniendo similar número de estrellas. 4 Foucault, Las palabras y las cosas , trad. de Cecilia Frost, Madrid: Siglo XXI, 1989, p. 303. En adelante: Pyc.

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