Ser-humano (cartografía antropológica)

— 166 — “entre su yo y su yo”. En otras palabras, si se quiere, hay distintas determinacio - nes en cada cual que se perfilan y plantean como “yo”, pero éste al fin y al cabo no es sino mediación. Veamos cómo se describe al ser humano en tanto media - ción, destacando a la vez los hitos tradicionales de su indagación: “Es intermediario porque es mixto, y es mixto porque realiza mediaciones. Su característica ontológica como ser-intermediario consiste precisamente en que su acto de existir es por identidad el acto de realizar mediaciones entre todas las modalidades y todos los niveles de la realidad dentro y fuera de sí. Por eso no explicaremos a Descartes por Descartes, sino por Kant, Hegel y Husserl /…/” (Fyc, p. 27). Si bien probablemente teniendo únicamente como tras bambalinas la obra de Proudhon, Filosofía de la miseria , a la que Marx replicara con Miseria de la fi - losofía , Ricoeur le da a su vez la dimensión de una así llamada “patética de la miseria” a su antropología del hombre lábil. Esto quiere decir que la mencionada labilidad, consustancial al ser humano, se desencubre a la vez como miseria: “¿Dónde encontrar efectivamente la precompresión del hombre lábil? En la patética de la ‘miseria’ . / Este pathos es como la matriz de toda filosofía que funde la característica óptica del hombre en la desproporción y en la interme - dialidad. Pero ese pathos hay que tomarlo en su más alto grado de perfección; aun prefilosóficamente, ese sentimiento patético es precomprensión; y, lo es por su carácter de palabra perfecta, dentro de su orden y de su propio nivel. Por eso buscaremos algunas de esas hermosas expresiones que nos revelan cómo el hombre se ha precomprendido a sí mismo en su aspecto de ser ‘miserable’ ” (Fyc, p. 28). Fragilidad, incoincidencia, desproporción, y luego a la vez mediación, no valen aquí únicamente como distintos modos de nombrar nuestra labilidad, sino que representan distintas aproximaciones que descubren rasgos de ella; así también la concepción tanto del Eros platónico como del “mito de las almas aladas” del Fedro . De Eros , junto con su carácter creatriz, destacado en El Banquete , en cuanto es poiético y conduce del no-ser al ser, se destaca también naturalmente su procedencia materna de Penía , que significa ‘pobreza’ o ‘miseria’, y, por parte paterna, del dios Poros , que simboliza riqueza. También aquí pues se anuncia la patética de la miseria y el hombre lábil. Del mito de las almas aladas sobresale especialmente lo tímico, el thymos , en tanto intermediario entre el deseo y la razón. Ricoeur: “Entonces aparece el alma como un campo de fuerzas, sujeta a la doble atracción de la razón, a la que Platón denomina ‘lo que manda’ ( to kelúon ), y del deseo, al que caracteriza con el apelativo de “lo que se opone” ( kolún ) (439 c). Entonces es cuando se presenta, enigmático, el tercer término –que Platón llama tymos

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