Ser-humano (cartografía antropológica)

— 13 — organización psicofísica –la dualidad de los sexos pertenece a la estructura de ser de nuestra existencia finita y es un momento fundamental de nuestra finitud como tal” 3 . Nos vivenciamos regularmente como hombre y mujer y de ahí en adelante asu - mimos muchas otras determinaciones más: que somos hijos o padres, que so - mos de tal nacionalidad, nacidos en tal parte y en tal fecha. A ello se le agregan todavía otras cualificaciones ulteriores y que están determinadas por los roles que jugamos en la sociedad: ante todo, los ya mencionados –padre, madre, hijo– y luego que somos profesores o estudiantes, jefes o empleados, abogados, médicos, artistas, políticos, agricultores. Si bien, es inevitable y necesario que asumamos todos esos roles, sin embargo nada de eso es lo que primaria y origi - nariamente somos. Y esas determinaciones tienen tanto peso que nos atrapan e inducen a cortar el vínculo con nuestro ser. Frecuentemente requerimos incluso de una crisis suscitada por un dolor profundo, por la pérdida de algo o alguien muy querido, por una enfermedad aguda, por una situación de nuestro entorno que es particularmente nociva debido a la violencia o el hambre, porque nos en - contramos al borde de la muerte, para que entonces y sólo entonces volvamos a sentir y contactarnos con nuestro ser. Ese contacto, por otra parte, es siempre lo que nos rescata, lo que nos salva, esto es, tiene además un componente tera - péutico de sanación. Ante todo, lo que impresiona de la obra filosófica que se considera la más re - levante del siglo XX – Ser y tiempo – de Martin Heidegger es la constatación de que el ser ha caído en olvido y que corresponde iniciar su rescate; y ello atañe no sólo al ser de la plenitud, al ser de cada fenómeno, sino a nuestro propio ser. Para el pensador de la Selva Negra el ser es no sólo la verdad, sino don. El ser simplemente se da ( es gibt ) y por ello corresponde, relativamente a él, dejarlo ser como también agradecer –dar gracias precisamente por el don del ser (según destacará posteriormente el pensador). Pues bien, nuestro ser, el humano-ser, si bien es histórico y esto significa que se va transformando en el tiempo, cabe reconocer a la vez que supone también cierta permanencia. Y esta permanencia, dada por nuestro propio “es” y que por lo mismo no es sino una manifestación del ser de la plenitud, del ser que se individúa y fenomeniza en nosotros, precisamente porque no es sino parte del pleno ser, ha de permanecer como enigma, y ello atañe a la pregunta por el sen - tido –el sentido existencial de estar aquí, de ser- en-el-mundo, de encontrarnos 3 Fink, Grundphänomene des menschlichen Daseins (Fenómenos fundamentales de la existencia humana), Friburgo: Karl Alber, 1995. Traducción parcial mía con apoyo de Diego Sanhueza, Miguel Pefaur, Edgar Barkemeyer, Carlos Calvo, Gonzalo Parra, Javiera Canales y Lucas Miranda. Esta traducción se encuentra parcialmente en el sitio web www.plataforma.uchile.cl bajo cursos de formación general (link ‘FG’), p. 150. En adelante ‘Ffeh’.

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