Sonia Montecino: ceremonia de reconocimiento - page 22

Palabras de Alejandra Araya
Directora del Archivo Central de la Universidad de Chile
Al Sur, según yo, el Estrecho de Magallanes. Nunca he estado
allí. Estaba en la cubierta de un barco enorme, como un
trasatlántico, pero de carga. Iba sobre la cubierta, en la proa,
con Sonia Montecino. Ella vestía de color naranja. El mar
también era de colores cálidos y lo que me perturbaba era la
basura, todo el mar estaba lleno especies de cajas, de todos
tamaños, grises, con basura sobre el agua flotaba basura. El
barco donde estábamos nosotras era muy grande, y viajaba a
toda velocidad, como una lancha, en medio del basural. Yo me
asomaba al borde, de frente, y gritaba ¡cuidado! porque la nave
pasaba sobre otros botes, con personas, y los lanzaba lejos sin
piedad. ¡Pero Sonia!, le digo, ¡ves lo que hemos hecho, hasta
donde hemos llegado! Esto no puede seguir así. Ella sólo me
miraba con grandes ojos y asentía con su cabeza. En algún
momento, una bandada de pájaros amarillos dejaba la
cubierta.
A continuación, deseo regalarte una versión musical de la
primera estrofa de los Sonetos de la Muerte de Gabriela
Mistral:
Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
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