158
do la gente llega, piden específicamente a Lorena para que les haga sus
uñas […]. La pobrecita no tiene descanso.” […].
Desde que Bobbitt se incorporó a Illusions, dijo Wheeler (el dueño), la
curiosidad sobre ella atrae muchos clientes, particularmente hombres
que se regalan entre sí certificados para una sesión con la celebridad
local
57
.
Esta fue lamáxima fantasía sexual de sumisión racial y sexual.
Del “corte más cruel”
58
, según reportado luego de que Lorena le
cortara el pene a John Wayne, al corte más gentil de todos los
cortes, del afilado cuchillo que cercena a las cuidadosas tijeritas
que acicalan, de la mordida al ladrido, los utensilios para cortar
de Lorena se templaron para dar placer a los hombres, quienes
intercambiaban certificados de regalo para ser acicalados por la
mujer más “peligrosa” del planeta. El corte de Lorena ya no era
con un cuchillo que cercenaba la autoridad masculina, sino con
tijeras de manicura que restablecían la supremacía masculina en
una fantasía de sumisión gratificada
57 SMITH, Leef. Lorena Bobbitt: A favorite among men in salon set. The Washington
Post. Washington, D.C., 15 de mayo de 1995, D03.
58 S
upra,
nota 2.