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enfermedades en el país, que forja una alianza macro entre una entidad de investigación
como el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) con el sector público y con las
empresas demandantes de estas tecnologías. El objetivo del CTCB es fortalecer el
desarrollo de tecnologías de producción masiva de agentes de control de plagas,
enfermedades y malezas basadas en el uso de organismos vivos, contribuyendo al éxito
comercial de las empresas proveedoras de insumos biológicos para la agricultura nacional y
poniendo a su disposición procesos productivos industriales validados (Loyola
et al.
2007).
Durante el último tiempo, se ha observado un incremento en la demanda del mercado
de controladores biológicos, la que actualmente está superando la oferta. En Chile, el INIA,
las universidades y empresas privadas han desarrollado tecnologías apropiadas para utilizar
un control biológico efectivo de plagas y enfermedades. Empresas como Biogram ubicada
en la Región Metropolitana ha instalado infraestructura para atender 7.000 hectáreas de
plagas de suelo, Bio Insumos Nativa ubicada en la Región del Maule con cuatro
formulaciones comerciales abarca 14.500 hectáreas, Xilema y Biocontrol ubicadas en la
Región de Valparaíso tienen una capacidad para cubrir 1.200 hectáreas. Biocaf Ltda
ubicada en la Región del Bío Bío llegó a cubrir 6.000 hectáreas de pino con una liberación
de Trichogramma en la temporada. En la misma región Biomycota produce Trichoderma
(Loyola
et al.
2007). Por su parte, INIA dispone de tecnología y protocolos de crianza para
Hongos entomopatógenos (HEP), Trichogramma, Chrysopa, Coccinelidos, Nemátodos
entomopatógenos, Ácaros depredadores, Parasitoides de pulgones y Parasitoides de larvas
(Gerding 2007).
Regulaciones de Plaguicidas en Chile
El Decreto Ley N° 3557 de 1980 del Ministerio de Agricultura, define plaguicida como
compuesto químico, orgánico o inorgánico o sustancia natural que se utilice para combatir
malezas, enfermedades o plagas, potenciales capaces de causar perjuicios en organismos u
objetivos (Correa 2007).
En Chile está permitido fabricar, importar, distribuir, vender o aplicar plaguicidas de uso
en agricultura si éstos cuentan previamente con la autorización del Servicio Agrícola y
Ganadero (SAG), de acuerdo a la Resolución N°3.670 de 1999, que establece las normas
para la evaluación y autorización de plaguicidas. Esta regulación tiene como objetivo que
Chile cuente con plaguicidas eficaces para el fin que están destinados y que produzcan el
menor efecto posible sobre la salud humana, animal y el medioambiente.
En Chile existe una amplia utilización de plaguicidas en todo el territorio nacional,
principalmente en actividades agrícolas, veterinarias, domésticas, salud pública, entre otras.
Además, de acuerdo a datos del MINSAL 2007, se presenta una creciente utilización de
estas sustancias, duplicándose la importación entre el año 1998 y el 2008, con cifras de
54.980 toneladas para este último año (SAG 2012).
La evaluación de plaguicidas en Chile es realizada por el sistema de identidad, donde
cada producto es único. El usuario que tenga la intención de registrar un plaguicida en el
país debe presentar información asociada a certificados de composición del ingrediente
activo y del producto formulado, toxicidad (aguda, subcrónica, crónica y otras), ecotoxicidad,
medioambiental, metodologías analíticas, residualidad, eficacia, entre otras. Una vez
finalizada la evaluación, la solicitud del producto podrá ser denegada o autorizada por
resolución, donde la etiqueta es parte integral de ésta y la cual debe contener la información
más relevante presente en el dossier del producto, para un uso y manejo seguro (Figueroa
2010).