América Latina y el Sudeste Asiático: perfiles de cooperación regional - page 211

MANFREDWlLHELMY - Í1ÉRNAN GUTIERREZ
209
Estados Unidos baja de 45% en 1958 a 34% a fines de la década de 1970.
Aunque con posterioridad el porcentaje de exportaciones regionales que
van a Estados Unidos vúetve a subir, ello se debe a las políticas nortea–
mericanas de salidade la crisis recesiva vía déficit comercial, al alto precio
del dólar y a las políticas proteccionistas que se imponen en otros
mercados. La composición de las exportaciones latinoamericanas varía,
incluyendo mayores propQrciones de manufacturas, lo que atenúa un
tanto la tradicional wlnerabilidad a las fluctuaciones de precios de los
productos primarios, al menos para algunos de los socios comerciales de
Estados Unidos en la región. En
el
ámbito de la inversión, como conse–
cuencia de las políticas de nacionalización y de la afluencia de inversio–
nistas europeos y de otros orígenes, se registra una disminución de la
participación norteamericana en los
stocks
de capital extranjero en la
región.
37
En la década de
1980,
América Latina enfrenta simultáneamente
dos crisis que muestran los límites de los márgenes de maniobra ganados
frente a Estados Unidos: mientras la crisis de la deuda externa latinoa–
mericana pone de relieve la persistencia -y aún la agudización- de la
wlnerabilidad externa de las economías de la región, .el conflicto cen–
troamericano evidencia los límites del espacio para el cambio político
revolucionario de un área de influencia tradicional de los Estados Uni–
dos. En el contexto del proceso de redemocratización de la región, se
produce lo que Lowenthal caracteriza como una "yuxtaposición de avan–
ce político con retroceso económico", que es vista por norteamericanos
y latinoamericanos bajo perspectivas contrastantes.
38
Mientras para
América Latina es extremadamente importante definir el asunto de la
deuda como un problema de interés mutuo que requiere una estrategia
política basada en el reconocimiento de las responsabilidades comparti–
das por todos los actores (gobiernos, banca privada y agencias interna–
cionales de financiamiento), para la administración Reagan se trata de
un asunto financiero a ser discutido fundamentalmente entre acreedores
y deudores. Solamente en los casos de los mayores deudores -Brasil,
México, y en menor medida Argentina- Washington acepta en forma
limitada, considerando que un colapso afectaría tanto a los· grandes
bancos como a los propios países deudores. El cuadro económico que.
viven éstos en la décadá de
1980
es altamente desalentador, en la medida
que los pagos de intereses -que se sitúan en niveles muy altos mientras
sehan deteriorado fuertemente los términos del intercambio- consumen.·
37Ver Abraham F. Lowenthal,
Parmers
in
Conflict-1ñe United States
and
LatinAmerica,
(Balti~
more
y
Londres: The Johns Hopkins University Press, 1987), pp. 33-34.
J8/bid.,
p.
176.
1...,201,202,203,204,205,206,207,208,209,210 212,213,214,215,216,217,218,219,220,221,...390
Powered by FlippingBook