Ricardo Ríesco
I
LA GEOGRAFIA ANTARTICA COMO BASE DE NUEVAS...
aquellos que han sido considerados y definidos como patrimonio de toda la
humanidad. La superficie oceánica así definida alcanza a 70 millones de
kilómetros cuadrados.
Prácticamente la mitad (48,8%) de los espacios oceánicos internacionales
se ubican en
el
océano Pacifico, mientras los dos cuartos restantes se distri–
buyen en proporciones más o menos similares, entre el Atlántico (27,7%) y el
Indico (23,4%). Este sólo hecho pone de realce el significado trascendente del
Pacifico a futuro y lo define como escenario de controversias y disputas.
No obstante, se pueden añadir otras consideraciones adicionales que
ponen de manifiesto la singular perspectiva de estos hechos. De los 34 millones
de km
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de aguas internacionales del Pacifico, tres quintas partes (58,8%) están
ubicadas en el hemisferio sur y. de ellas, 14 millones en el océano Pacífico
meridional extratropical que baña las costas de Chile. En efecto, como revela el
mapa, el trazado de las 200 millas de la zona económica exclusiva determina
que en el océano Pacífico sur extratropical se forme una unidad central de
aguas internacionales y que corresponde a la mayor reserva de acéanos inter–
nacionales del planeta. Sin embargo, ésta queda rodeada y por ende aislada por
aguas territoriales pertenecientes a los países ribereños.
A este rol preponderante del Pacífico
~el
Pacifico Sur- y frente al cual
uno de sus accesos es el continente antártico se suma una consideración de
índole planetaria que ayuda a configurar y dimensionar una explicación geo–
gráfica a determinadas decisiones políticas de las naciones frente al continente
antártico.
Solamente un tercio (23,5 millones de km
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de las aguas internacionales
del planeta se ubican en el hemisferio boreal. Estos antecedentes fundamentan
el desplazamiento de la presión político-espacial que a este respecto se observa
en dirección del hemisferio austral del planeta y, es más, la convergencia
dentro de esta tendencia generalizada de un interés creciente hacia el Pacifico
Sur y la Antártica. Desde esta perspectiva y con un criterio de Geografia
Política, el llamado diálogo Norte-Sur amenaza con transformarse en un
conflicto Norte-Sur.
La
aceptación internacional de la zona económica exclusiva significa que
las aguas internacionales de los océanos se reducen en superficie en aproxima–
damente un 36%. Las aguas territoriales abarcaban anteriormente sólo el 3%
de las superficies oceánicas. Más adelante se analizarán en este sentido las
implicancias económicas de esta reducción de los océanos internacionales con
respecto al impacto sobre las riquezas marinas. De momento es necesario
apuntar que además de una importante reducción areal de los océanos interna–
cionales producto de la vigencia de la zona económica exclusiva, las aguas
internacionales quedan completamente aisladas en medio de los acéanos y, por
ende, su dificil explotación comercial queda necesariamente sujeta a un apoyo
continental. En Geografía Politica los océanos adquieren relevancia sólo en la
medida que éstos presenten una relación recíproca de interdependencia con
las masas continentales. Es primordial que se genere un vInculo entre estos dos
ámbitos vitales para que se plasme un efecto geográfico político. En este sentido
la importancia estratégica de las aguas internacionales y su factibilidad de
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