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;J..Qs .productos agrícolas son, en general, de primera necesiqad
y
de gran ponderación en la canasta de consumo de la población. En
países con innación persistente como los de América Latina, difí–
cilmente están éstos dispuestos a pagar sobreprecio por estos pro-
ouctos.
.
.
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Como contrapartida a lo ya mencionado, la estabilidad de los
mercados externos y la confiabilidad en cuanto a calidad, abasteci–
miento, oportunidad de entrega, pago, etc., han derivado en su pre·
ferencia.
La comercialización internacional vía grandes empresas tranSna–
!=ionales es otra variable externa que ha incidido en el comercio de
productos agropecuarios de la zona. En casi todos los paises latino–
americanos, estas empresas participan activamente en las compras
externas de productos agrícolas, dando, lógicamente, mayor énfasis
al interés propio de las que representan, lo que se ve acentuado por
las economías de escala.
Sugerencias
El recuento de las principales restricciones que han limitado el co–
mercio agropecuario en los países de América Latina, ayuda' a su·
gerir algunas Hneas de acción y proponer alternativas que permi–
tan implementar, entre otros mecanismos la estructura de la' Aso–
ciación Latinoamericana de Integración,.
ALADI,
institucionalidad
que se inició en 1980.
En el proceso de integración latinoamericano los esfuerzos se
concentraron en las tarifas arancelarias, confiándose la expansión
del comercio a la liberación aduanera. Puede que' en una primera
etapa esta herramienta haya sido efectiva pero, posteriormente, el
conjunto de barreras adicionales a las arancelarias hicieron perder
confianza respecto a las posibilidades que la liberación tarifaria y
la eliminación de otras restricciones tendría en el crecimiento del
intercambio agropecuario intrarregional.
El Tratado de Montevideo que dio origen a
ALADI,
otorga a éste
derta5 ventajas operativas. Por ser un instrumento que se inida y,
'Por tanto, carente de restricciones conceptuales, puede permitir
avanzar en ·forma más flexible hacia una intensificación del proce–
so de cooperación regional a través de un esquema de desarrollo
fundado en la autoconfianza colectiva.
Además, el carácter bilateral
y
voluntario de los acuerdos se pue–
de, en general, visualizar como un principio de subsidíaridad que
requiere el fortalecimiento de acciones y políticas a nivel nacional
como una manera de mejorar los vínculos y nexos entre los países.
Ningún país se va a comprometer en un esfuerzo multilateral si
puede obtener los resultados vía un esfuerzo interno.
En consecuencia, dentro de este marco es posible que los países
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