Dependencia de Ross no se
extender~n
más a1l8 de los lími tes prescritos en
el Artículo 76 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho
del Mar de 1982»; United Nations:
Questi011s 01 Antarctica,
Views of States,
U.N. Doe. A/39 583 (part 11), Vol. 111,9 November 1984, p. 20. Para una
explicación del Artículo 76 de la Convención sobre el Derecho del Mar y
del criterio que influenció el consenso logrado, véase Lucius Caf1ish: «Les
zones ma ritimes sous jurisdiction nationale, leurs limites et leur
dé1imitations», en Daniel Bardonnet y Michel ViralJy (eds.):
Le Nouveau
Droit lnfernational de la Mer,
1983, part.icularmente p. 85-92. Véase también
J.
F. Pulvenis: «Le plateau continental, définition et régime», en
R.
J.
Dupuy y D. Vignes:
Traifé du NOllveau Droit de
la
Me!',
1985,275-336.
115. Véase nota 111 supra.
116. Sobre
.105
problemas relacionados con Jos efectos de la Conven–
ción sobre el Derecho de] Mar de 1982 en el derecho internacional consue–
tudinario, véase, en general, Francisco Onego Vicuña: «The Law of the
Sea experience and the corpus of .in ternatíonal law: effects and
interrJationships», en Robert B. Krueger y Stefan A. Riesenfeld:
The
Developing order 01 fhe
Oeeal1s,
1985, 5-22.
117. Francisco Onego VicUJ1a y María Teresa Infante: «Le Droit de la
Mer dans]' Antarctique»,
R.G.D./-P.,
J980, P. 348.
J
18. Ralph
L.
Hany: «The Antarctics regime and the Law of the Sea
Convention: an Australian View»,
Virgo }.I.L.,
Vol. 21, 1981, p. 732.
119. Véase el Capítulo IV supra, sección 7. El acuerdo de de1ímitación
en la ZEE y en la plataforma continental entre Australia y Francia del 4 de
enero de 1982 no se extiende al sur de 53°14'07" debido
él
.Ia incertidumbre
respecto de la plataforma continental al sur de ese punto; véase CapÚulo
IV supn:l, notas 225 y 226 Y los textos asociados.
120. Para un punto de vista favorable véase Frida M. Pfirter de Armas:
La situación jurídica de la AnttÍrtida
y
e/nuevo Derecho de/ Mar,
Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales, Rosario, Argentina, ] 982. Véase también ]a
discusión acerca de este punto en Scharnhorst Muller: «The impact of
UNCLOS]11 on the Antarctjc Regime», en Rüdiger Wolfrum, op. cit., nota
Jl
supra, 169-176, p. ] 75.
121. Véase, en genera 1, Onego, loe. cit., nota] 11 supra, p. 248-249.
122. Maria Teresa Infante, loe. cit., nota 91 supra, p. 259.
123. Véase, en genera], L.F.E. Gold.ie: «A general international ]aw
doctrine for seabed regimes»,
Tite International Lawyer,
Vol. 7, 1973,796-
824. Shigeru Oda:
In ternational Law 01 the resources
01
the sea,
1979, partícu–
la rmente p. 122-123. Bany Buzéln:
Seabed po/ities,
1976, particularmente p.
162-177.
342