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FRANCISCO ROJAS ARAVENA
El inicio de la década de los noventa está signado por el
auge del multilateralismo, el incremento de la cooperación, la
reducción de la tensión y la rivalidad internacional y la reduc–
ción del gasto militar global. Desde la perspectiva de los
actores, está caracterizado por la desaparición de la Unión
Soviética, los esfuerzos por conformar la Comunidad de
Estados Independientes, el nacimiento de una Unión Europea
Occidental como producto de la profundización de los acuerdos
de la Comunidad Europea. En América Latina los esfuerzos de
concertación e integración regional, una gradual recuperación
económica y un ámplio proceso de distensión interestatal
caracterizan la nueva etapa. Las diferencias con la década
anterior son enormes, cambiaron las tendencias fundamentales.
La década de los años ochenta estuvo marcada a nivel global
por el sello que le brindó a los asuntos estratégicos la adminis–
tración Reagan. En sus dos períodos presidenciales, el tema
central fue recuperar el poder y la influencia mundial de
Estados Unidos. La óptica geopolítica, o geoestratégica, fue
crucial. El desarrollo de una definida política de contención, y
cuya máxima expresión fue la política de la Iniciativa de
Defensa Estratégica, tuvo consecuencias diversas para las
distintas regiones del planeta, e incluso para el propio Estados
Unidos. En América Latina, la crisis centroamericana polarizó
las opciones y generó una constante incertidumbre.
La caída de los regímenes comunistas en Europa del
este, a fines de 1989, la aceptación soviética de la pérdida de
tutelaje sobre esa región, el abandono de lo que se había
denominado la "doctrina Brezhnev" o de "soberanía limitada"
en las fronteras de "campo socialista" y, fundamentalmente, su
retiro en la competencia por la hegemonía militar con occiden–
te, expresado en la disolución del Pacto de Varsovia, produje–
ron un gran cambio internacional: el fin de la guerra fría. Este
proceso se vio reafirmado y fortalecido con el fin de los
conflictos regionales, en el caso latinoamericano, 1989, se había
desactivado la crisis centroamericana sobre la base de los
Acuerdos de Esquipulas 11.