Temas de bioética - page 46

Cuando se enjuician los actos desde el ángulo moral,
tal vez sea útil recordar la antinomia de Cicerón, quien
decía que siempre cabía esperar una tensión entre la
ho–
nestas,
la bondad moral, y la
utilitas,
la ventaja personal.
En muchas deliberaciones morales en el campo de la sa–
lud esta tensión se descubre tras la multiforme apariencia
de las situaciones. Por ejemplo, no es infrecuente verla
aparecer bajo la forma de la tensión ética entre lo público
y lo privado o entre lo social y lo individual.
Situacionismo o particularismo
Ya hemos observado cómo en la tradición casuística, es–
pecialmente en la forma reconstituida por Jonsen y
Toulmin, la "circunstancia" (de
"circum-stare",
lo que está
alrededor) juega un destacado papel. Existen corrientes
de pensamiento que asignan a este factor un papel princi–
pal en el juicio moral. Este particularismo o situacionismo
adopta muchas formas. Algunos autores, en su nombre,
llegan a rechazar la existencia y la utilidad de "principios
generales" o "teorías éticas". Es intuitivamente atractivo,
especialmente porque, de grado o por fuerza, está presen–
te como tendencia en los juicios morales espontáneos. Ha
de reconocerse que el universo de los discursos morales
es infinito y, aunque pueden repetirse algunas situaciones
o asimilarse las que se presentan en la vida diaria a otras
ya conocidas, no siempre es posible formular principios
de naturaleza tal que su aplicación produzca resultados
inequívocos. La diferencia entre un particularismo o
situacionismo extremo y el casuismo consiste en que éste
se esfuerza por trabajar en tomo a ejemplos o paradigmas
(o
"casos de conciencia")
y reflexionar más por analogía que
por "invención" de soluciones
"ad hoc".
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