más que su preocupación por las dimensiones morales de
la tarea clínica. En segundo lugar, el "lugar" privilegiado
del encuentro entre los pacientes
y
sus médicos, la rela–
ción interpersonal cara a cara, cedía rápidamente su lugar
al ambiente burocrático del hospital
y
de la empresa de
salud, con consideraciones hasta entonces escasamente pre–
sentes en las reflexiones médicas. Temas como el pago por
servicios, sistemas de seguridad social, ideas de equidad
y
accesibilidad a la atención médica, entre otros, obliga–
ron a replantear temas permanentes en el ejercicio de la
medicina. Era evidente entonces que la medicina
y
las tec–
nociencias experimentaban cambios tan sustantivos que
no sólo tenían un impacto cuantitativo sobre los recursos
disponibles sino, además, imponían un cambio cualitati–
vo en el ejercicio de la medicina.
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