Bioética: el diálogo moral en las ciencias de la vida

CAPÍTULo4 El diálogo como método fundante En tal sentido hay que entender el impacto de ciertas prác– ticas que la bioética ha facilitado o promovido. Si se estu– dian los"casos" a que hemos aludido en el recuento de los antecedentes inmediatos -al menos en Estados Unidos– se observará en todos una peculiar situación: un logro téc– nico importante genera problemas que la propia técnica es incapaz de resolver. Tales problemas, que cabría llamar dilemas, pues no parecen tener solución única, se convier– tenen desafíos no solamente para los que laboran profesio– nalmente en su planteo y solución, sino para otras perso– nas. Se hacen problemas humanos. A! comprenderse de este modo, se toca un estrato de humanidad que los especialistas,. aún compartiéndolo y sabiéndolo importante, parecían y parecen haber olvida– do. La motivación de la ciencia, la tecnología, la medicina y otras prácticas sociales que producen "usos" y "cosas" es, ciertamente, la satisfacción y el bienestar de la humani– dad. Dicho con Aristóteles, la felicidad. Y la felicidad es una virtud que, como todas las virtudes, consiste en ser justamente lo que se está predestinado a ser, llevar a ple– nitud las potencias inherentes a un ser algo. Y ser hombre o mujer significa muchas formas de felicidad plena, cuyo recuento desafía toda unilateralidad y toda especialización. Si se estudia por qué causó estupor el artículo de Henry Beecher y el experimento de Tuskegee se observará que es 33

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