Proposiciones para una teoría de la medicina

LA PSIQUIATRÍA COMO SABER-HACER Como aquel personaje de Moliere que un día descubrió que hablaba en prosa, la medicina contemporánea ha descubierto que es una ciencia social. Esta afinnación, sin cualificaciones, podría parecer casi herética. No es del tipo que recogen los textos más avanzados de patología o de medicina interna, si bien es dudoso que haya alguno que deje de considerar "los aspectos sociales" del enfer– mar. Sin embargo, en la mayoría de los casos tales aspectos, soterradamente, o se reducen a factores demográficos yepide– miológicos o quedan como vaga e indefinida alusión a dimen– siones que, llegado el momento de tratar "en serio" a un pacien– te, pueden olvidarse. Pero, sin embargo, la realidad es que la medicina es una ciencia social. Ello no significa, ciertamente, que deba renun– ciar a su carácter de fisiología aplicada o a la esencial vincu– lación con las ciencias biológicas. El problema es, por ponerlo en ténninos sencillos, que la medicina es tanto ciencia social como ciencill biológica. Este carácter jánico puede, dadas las expresiones que usamos, parecer arbitrario. En realidad, cuan– do decimos ciencia social y ciencia biológica epitomizamos, reducimos a una expresión simple, dos tendencias epistemoló– gicas, dos fonnas de cientificidad, dos praxis de estudio. No aludimos a los contenidos de estas "ciencias", ni se trata de disputar sobre psicología, sociologías, bioquímicas u otras dis- 206

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