Evaluación del aprendizaje autoconstruído: motivando la autonomía del universitario

Motivando la Autonomía . Autoevaluación del Proyecto 26 El Problema La Formación Profesional en la Actualidad En un mundo donde las innovaciones se dan en todas las escalas e invaden todos los ámbitos de lo cotidiano, la capacidad humana de hacer de la curiosidad un motor importante de su conducta, se ve opacada. El bombardeo de información sobre múltiples avances en el conocimiento y de múltiples productos tecnológicos obstruye el descubrimiento de lo simple y de lo primigenio, de la esencia de lo natural y aún la del artificio. La actitud proactiva hacia el medio, disminuye; curiosidad e indagación comienzan a desaparecer, siendo reemplazados por una actitud de “espectador”, de “usuario” o “consumidor”, pasivos y autocomplacientes. En el ámbito de la educación, se han perdido las certezas sobre lo ya conocido y la multiplicidad de fuentes de información –no obstante su potencial positivo- dificultan la interacción dialogante propia de toda convivencia con fines educativos. La intersubjetibidad que históricamente estructuraba los sistemas culturales, es cuestionada desde posturas individualistas que se acercan cada vez más al solipsismo. Las reformas de la enseñanza en sus niveles básico y medio, implementadas en los últimos tiempos, han intentando recoger este verdadero desafío de nuestra época y la enseñanza superior ya no puede ignorarlo (Brunner, J. J., Elacqua, 2003). El alumno que ingresa a la universidad aún evidencia una formación que, en la gran mayoría de los casos, es producto de sistemas de enseñanza orientados a la entrega de una “instrucción” a receptores de información pasivos. El estudiante asume “las verdades” que se le entregan, sin posibilidad alguna de ejercer el rol de interlocutor activo, con capacidad de cuestionar desde una posición argumentada, la validez de los preceptos que se le imponen. No cabe duda que los actuales sistemas de enseñanza se encuentran desde hace bastante tiempo en interdicción, al no proporcionar mecanismos que conduzcan a formar personas reflexivas, con madurez y con aptitudes de flexibilidad, que lleven a enfrentar las demandas de una sociedad cada vez más exigente. En cuanto al objetivo actual de la formación universitaria éste consistiría principalmente en crear las condiciones y el ámbito para “aprender a aprender” (Delors, J., 1996) dado que el acceso al conocimiento dependerá cada vez más de la capacidad de reflexión, comprensión y actuación del egresado, para asumir una actitud crítica en función del desarrollo de una necesaria autonomía. A la luz de recomendaciones de expertos y de organismos internacionales, cabe pensar que la manera como se ha estado impartiendo la enseñanza de las profesiones en las últimas décadas, no apunta hacia las máximas consensuadas reflejando, en cambio, que existen profundas carencias centradas primordialmente en aspectos relacionados con una toma de conciencia y de autocrítica del estudiante sobre el rol que le compete en cuanto a “ser el centro” de la generación de conocimientos. Respecto a la enseñanza de la Arquitectura en las últimas décadas, estudios realizados en Europa (AEEA, 2002) -cuyos resultados son plenamente aplicables a nuestro país- han

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