Las migraciones de sus excesos de población son un fenómeno natural y
necesario para el crecimiento de las poblaciones de la ciudad y el aumento de las
actividades industriales y de servicios de los grandes centros poblados.
Si no se quiere destruir el sensible y delicado equilibrio de los valores de
las aldeas se debe, por razones especiales, reforzar artificialmente la población de
algunas de ellas. Solamente podremos aumentar dicha población hasta los límites
recomendables para que ellas mantengan su función territorial de acuerdo a los
recursos naturales que se disponen, en cada caso.
Cuando por razones especiales nace una ciudad en el lugar donde existe
una aldea, ésta realmente muere en ese mismo instante y sobre sus ruinas surge la
ciudad, y ella tendrá muy poco que ver con aquella, salvo en lo relativo al
paisaje que la rodea.
2.
Síntesis Evolutiva.
A la llegada de los Incas en el siglo XV y de los españoles siglo XVI, el
país está diseminado de aldeas y villas que son los asentamientos naturales de los
nativos. Estos son fundamentalmente agricolas, pero desarrollan también la
artesanía (alfarería, tejeduría, etc.), la minería (oro y algunos materiales como
piedras y arcillas), la pesca a lo largo de la costa (asentamientos pesqueros), y en
las tierras altas y llanuras veremos los asentamientos de pastores.
Los Incas, y después los españoles, fundan en los lugares más poblados de
indios y en los valles fértiles, sus primeras aldeas, tanto para apoyar su avance,
usar la mano de obra, buscar oro, evangelizar, cobrar impuestos, proveerse de
alimentos, como para iniciar la colonización y la administración de] territorio (La
Serena, Santiago, Copiapó, Valdivia, etc.).
Para facilitar la ubicación y contratación de la mano de obra especialmente
minera, referida al oro al inicio,
y
después a la agricultura, se crean aldeas muy
especiales llamadas "Pueblos de Indios". AHí, son abandonados a su suerte los
indígenas cuando no hacen falta (siglos XVI-XVII).
En esta misma época los Jesuítas y otras órdenas religiosas establecen sus
conventos en el territorio, alrededor de los cuales se agrupan los indígenas
agricolas y artesanos del lugar, que encuentran allí trabajo y compradores de sus
productos.
Fundamentalmente desde el siglo XVIII aparecen las haciendas laicas,
dedicadas a la agricultura y la ganadería. AJrededor de ellas también se agrupan
los habitantes de las comarcas para lograr trabajo y abastecimiento.
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