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sistemas de previsión en el mundo cuentan con un aporte patronal y que Chile
es el único país en que todo descansa sobre los bolsillos de los trabajadores.
Los ejecutivos de las AFP señalan que hay que elevar las contribuciones de los
trabajadores para poder mejorar las pensiones, ya que es innegable su bajo
monto. Las bajas remuneraciones que perciben la mayoría de los trabajadores y
la importancia de tener una adecuada cobertura para siniestros o la vejez hace
necesario que haya más aportes, pero nosotros creemos que debe restablecerse
el aporte tripartito para estos efectos, como en la mayor parte del mundo
ocurre y como lo recomienda la OIT. Si los empleadores aportaran un 10 %
de las remuneraciones, esto significaría un incremento mínimo de 100% en
las pensiones, el que como es usual, se consideraría un gasto para producir y
por lo tanto se deduciría de impuesto; el Gobierno anterior puso de cargo del
empleador el pago del Seguro de Invalidez y Sobrevivencia, cuyo costo es poco
más del 1% de las remuneraciones, lo que es un paso en la dirección correcta. En
la actualidad existe aporte patronal desde la década del 60 para Accidentes del
Trabajo, entre el 1,5% y el 3 %, aproximadamente, para trabajos pesados y para el
subsidio de cesantía, establecidos bajo los primeros gobiernos concertacionistas,
sin que la economía haya sufrido deterioro alguno por esta causa. Al contrario,
ha sido un factor de desarrollo positivo en diversos ámbitos. Un 10% adicional,
establecido de manera progresiva, deducible de impuestos, con subsidios para
jóvenes y para cooperativas y medianas y pequeñas empresas, no generaría
ningún problema insoluble.
Se argumenta que esto generaría cesantía, baja de las remuneraciones al elevaría
el costo de contratación, lo que no es efectivo, ya que el empleador seguiría
ofreciendo, al igual que ahora, la remuneración que le parezca apropiada para
contratar o retener a un trabajador. El Estado debe hacerse cargo de las
cotizaciones del aporte patronal en el caso de las cooperativas pequeñas y
medianas y de las pequeñas empresas.
La FIAP sostiene que la eliminación de la cotización del empleador que ocurrió
en muy pocos países, no aumenta la “inequidad” de los sistemas previsionales.
Reconociendo la particularidad regresiva de Chile, la FIAP señala “en el caso que
se eliminó esta cotización (Chile), al mismo tiempo se legisló un aumento en el
salario de los trabajadores para asegurar así que éstos no sufrieran merma alguna
en la remuneración líquida. De hecho, el efecto neto de estos cambios significó
un aumento de aproximadamente 7% en el salario neto de los trabajadores en
ese país.” La FIAP no dice que ese efecto se perdió rápidamente con los despidos
masivos, las rebajas de remuneraciones impuestas en esa época favorecidas
por el entorno dictatorial que limitó el funcionamiento de las organizaciones
defensoras de los derechos de los trabajadores en nuestro país, situaciones
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