Escritura e inclusión en la universidad: herramientas para docentes

272 E scritura e inclusión en la universidad . H erramientas para docentes Más allá de estas 10 claves y de los 15 casos expuestos, trabajar con jóvenes exige tomar decisiones organizativas. Cuando una de mis docto- randas abandonó los estudios por falta de avances –además de las dificul- tades para mantenerse económicamente–, me cuestioné si había actuado de la mejor manera en mi supervisión. Hablé con colegas de varias uni- versidades y descubrí que existe una gran diversidad de modos de orga- nización, según la disciplina, el número de doctorandas o la institución. Sin duda es diferente, si tutorizamos una o 10 estudiantes o si existe un programa específico de formación o no (con seminarios, grupos de lec- tura, sesiones de análisis de datos, revisión de avances, etc.). Algunos de los puntos que me parecen más relevantes son estos: • Seguimiento periódico. Todos los programas y universidades tienen normas sobre el progreso de la estudiante de doctorado, pero son muy diversas. Desde las que solo fijan una evaluación anual hasta los que determinan que cada doctoranda tiene derecho a dos horas mensuales de tutoría, que pueden organizarse de múltiples maneras. En mi caso, prefiero fijar una tarea clara para cada estudiante (formular preguntas, recopilar datos, escribir un capítulo, etc.) y dejar que tome la iniciati- va y me avise cuando tenga dudas o ha acabado la tarea. Cada docto- randa tiene su perfil: alguna está becada y solo se dedica a la tesis, otra sigue el doctorado a tiempo parcial, una tiene urgencia por acabar, etc. Ceder la iniciativa a la estudiante provoca que algunas formulen consultas varias veces a la semana y reclamen tu atención (“usted me debe todavía la tutoría de la semana pasada”) y que otras pasen meses sin dar señales de vida. A veces una estudiante está de pasantía en otra universidad o está recopilando datos y carece de sentido hacer tuto- rías. A veces el intercambio en línea, revisando borradores, puede ser muy fructífero y suficiente. Si no sé nada de una doctoranda, envío un correo para saber cómo van las cosas. Si es necesario –si no veo avan- ces palpables o tengo dudas sobre la dedicación de la estudiante–, he llegado a pedir un correo semanal con detalles de las tareas realizadas. • Sesiones grupales. Al margen de la tutoría individual, hago el segui- miento de cada estudiante por su asistencia a las actividades formati- vas, que son relevantes tanto como apoyo académico como psicológi- co, puesto que hacer una tesis es una empresa individual con dudas, decepciones y desalientos. Por ello, nuestro grupo organiza varios tipos de encuentros: i) conferencias de especialistas externas; ii) se- minarios de lecturas y discusión de artículos; iii) sesiones de análisis de datos, en las que una investigadora presenta parte de su corpus y pide interpretaciones y sugerencias al grupo; iv) lectura y comentario

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