Escritura e inclusión en la universidad: herramientas para docentes

269 P osfacio allá de alguna errata, iban en tres sentidos: i) aspectos del contenido que había que com- pletar; ii) hacer la redacción más académica; y iii) mejorar aspectos del formato (tablas, sangrados). En la fase de redacción del proyecto, descubrí que seguían apareciendo varias erratas co- rregidas en versiones previas. Sospeché que podía haber algún problema con el menú de “Control de cambios”. Eran erratas obvias y, puesto que yo las había introducido en el borrador previo, solo cabía pensar que Carlos las había rechazado por error. Más adelante surgieron nuevos problemas, de mayor tamaño, propios de la escritura de centenares de páginas. Carlos perdía fragmentos de texto al moverlos de un lugar a otro. Se desvanecían los formatos al insertar un capítulo en otro, etc. Finalmente, le aconsejé pedir la ayuda de una colega experta en el uso del ordenador. También hablé con otra ex- doctoranda, colega suya, para que le ayudara. Y así Carlos terminó la tesis y se doctoró. Tiempo después esta colega me confesó algo sorprendente. Carlos no sabía manejar el menú de “Control de cambios”. Si sus hijas no le podían ayudar, imprimía el texto con mis cambios visibles y los introducía manualmente en una nueva versión. En las pági- nas con muchas correcciones, se olvidaba de introducir algunos cambios y por eso apa- recían de nuevo. Con algunas estudiantes menos hábiles suele ser útil la colaboración con equipos y otras colegas, que pueden tener destrezas diversas, del tipo: “si tú me ayudas con el formato de este capítulo, yo puedo revisar tus análisis provisionales”. En muchos países es habitual que la doctoranda cuente con ayuda profesional para corregir o formatear la tesis, a menu- do pagando de su bolsillo el servicio. 3.10. Publicar artículos No hace tanto que era impensable publicar antes del doctorado. En la de- fensa de tesis se escuchaba lo de: “recomiendo a la doctoranda publicar este trabajo en las revistas oportunas”. Predominaba entonces la autoría individual, no había formación en investigación competitiva e incluso estaba mal visto que una directora firmara en coautoría un artículo con su pupila. Al contrario, hoy es raro doctorarse sin haber publicado previamente, sea una reseña de libro, una comunicación en un congreso o un artículo modesto. Las evaluadoras de tesis se fijan en la trayectoria científica de la doctoranda y la publicación previa es un valor añadido. En la evaluación de las directoras y los grupos de investigación, las tesis leídas son sin duda un mérito relevante, pero el aspecto más valorado son los artículos de investigación básica publicados en boletines indexados. En España y en la disciplina de Ciencias sociales, las publicaciones en coautoría entre doctoranda y directora se valoran positivamente porque indican un tra- Continuación…

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