Escritura e inclusión en la universidad: herramientas para docentes

189 C apítulo 3: ¿C ómo dialogar críticamente con las fuentes ?... Sin embargo, lo cierto es que no existe una definición sencilla de plagio que funcione clara y efectivamente en todos los casos. Por ejemplo, consideremos las siguientes defi- niciones entregadas por tres manuales de escritura diferentes: • “Se entiende por ‘plagio’ la tergiversación deliberada mediante la cual un escritor pre- senta el texto o las ideas de otro autor como propias” (Blakesley & Hoogeveen 358). • “Los investigadores que (con o sin intención) no reconocen sus fuentes incurren en plagio. Pagar para que un servicio en línea escriba un trabajo universitario o tomar ‘prestado’ el trabajo de un amigo son formas evidentes de plagio. Sin embargo, tam- bién es plagio parafrasear o resumir material sin citar su fuente de forma apropiada” (Maimon, Peritz, & Yancey 265). • “Se define ‘plagio’ como el uso engañoso o no autorizado del lenguaje y texto de otro autor” (Hult & Huckin 142). Cada una de estas definiciones es simplemente tan buena como cualquier otra. Sin em- bargo, es interesante observar las diferencias en cuanto a lo que abarcan y no abarcan estas definiciones. La primera de ellas, por ejemplo, plantea que plagio es “la tergiver- sación deliberada mediante la cual un escritor presenta el texto o las ideas de otro autor como propias” (énfasis nuestro), mientras que la siguiente dice “con o sin intención” y la tercera no hace ningún tipo de referencia a la intención del escritor. Por otra parte, la segunda definición identifica la falta de citación de fuentes como la característica de- finitoria del plagio; pero bien se podría reconocer una fuente y, aun así, presentar en- gañosamente “el texto o las ideas de otro autor como propias”. O, en el caso contrario, uno podría no “tergiversar” el escrito de otros y, sin embargo, no citar la fuente de forma adecuada. La tercera definición es aún más opaca: ¿qué significa hacer un uso “no au- torizado”? ¿Es necesario el permiso de una autora para citar su obra? ¿Qué quiere decir “engañoso” aquí? Esta definición, además, especifica únicamente el uso de “lenguaje y texto”, mientras que la primera definición puntualiza “texto o ideas” (énfasis nuestro) y la segunda incluye ideas únicamente si se las expresa mediante parafraseo o resumen. El problema está entre aquellos casos que son tan problemáticos y centrales en la en- señanza de la escritura que, en 2003, el Consejo de Administradores de Programas de Escritura, la organización nacional de supervisores de los diferentes programas y cen- tros de escritura en Estados Unidos, se vio obligado a emitir una Declaración de Bue- nas Prácticas en torno a la “Definición y Prevención del Plagio”. Esta declaración, si bien reconoce que en “entornos educacionales el plagio es un problema multifacéti- co y éticamente complejo”, luego entrega una definición simple, de una sola oración: “En entornos educacionales, hay plagio cuando un escritor usa deliberadamente las pa- labras, ideas u otro material original (o conocimiento no común) de otra persona sin dar cuenta de la fuente”. Desde entonces, los académicos del campo de los estudios de la escritura han empezado a explorar de forma más cabal las definiciones contradicto- rias y su relación con el proceso de aprender a escribir en lugar de darlas por sentadas, así como una serie de conceptos críticos relacionados, como originalidad, identidad, autoría, propiedad y contexto. Trabajos como Originality, Imitation, and Plagiarims: Teaching Writing in the Digital Age de Martha Vicinus y Caroline Eisner, Pluralizing Plagiarims: Identities, Contexts, Pedagogies de Rebbeca Moore Howard y Amy Robi- llard, y Who Owns This Text?: Plagiarims, Authorship and Disciplinary Cultures de Ca- rol Peterson Haviland y Joan A. Mullin, entre otros, han cuestionado las definiciones simplistas de plagio y han hecho más compleja nuestra comprensión de este fenómeno. Continuación…

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