Los tratados entre la Nación Mapuche y la Corona de España

124 Carlos Contreras Painemal Con esto, y hecha la cuenta y cómputo de los indios que han dado la paz por los soldados de lanza que tiene cada Cacique, (son estos diez y nueve mil ochocientos y cincuenta, y regulados unos con otros á seis por cada familia, que es lo menos, porque hay indio que tiene ocho y diez mujeres, son por todos ciento y diez y nueve mil y cien almas) dio vuelta el ejército, y el Marqués volvió más gozoso con el rescate de los cautivos españoles y con la presa y despojos de su cristiana piedad y católico celo, que con los que pudiera haberle ganado su grande valor y alentado esfuerzo, cuando emprendiera á fuerza de hierro y sangre la conquista deste reino. Pero aten- diendo al poco fruto y efecto que han tenido para el intento belicosos bríos y sangrientas determinaciones, tienta el vado por otro rumbo, pretendiendo por el medio de la suavidad, caricias y halagos su pacificación, aunque no por esto pierde de vista todas las cautelas, prevenciones y reparos que pueden afianzar la seguridad con gente tan guerrera y cebada á sangre española. Dios, nuestro Señor, prospere sus buenos intentos y mueva los corazones de quien puede cooperar á que salga á luz este parto de tanta gloria suya, y despierte el fervoroso espíritu de apostólicos obreros, que logren en esta tan dilatada mies los alientos del encendido afecto y amor de las almas que es menester para coger los abundantes frutos de la Cruz, con que los combida y llama el que se dignó morir en ella por su salud y remedio

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