Comunidad y América Latina: avances decolonizadores

341 cercano al desquiciamiento, generando condiciones similares a una “olla a presión" a punto de estallar, lo que efectivamente ocurrió. La comunidad a la que nos referimos se expresa en grupos de empleados, campesinos, funcionarios públicos, profesionales, pobladores, estudiantes, trabajadores de casa particular, vendedores callejeros y otros, que se insertan en la sociedad, configurados sobre la base de variables económicas, culturales, religiosas, políticas o de índole territorial. No obstante, las comunidades, siguiendo las pautas de cada época histórica, se constituyen y se modifican aportando al proceso de construcción social en la lógica de una mayor democracia, participación y crecimiento cultural. En esta dirección, la explosión social de octubre es síntoma de un desencuentro social, similar al choque de dos placas tectónicas, en la que una empuja de arriba hacia abajo y la otra en sentido contrario. Una vez producido el estallido social y todas sus consecuencias, continúan procesos de rebelión, como acciones desplegadas en el mediano plazo. Esto a través de corrientes de lucha que se despliegan y unen en un río que avanza y se desborda; es aprendizaje colectivo en comunidades que van reconociéndose en un sustento ético, el cual se conforma en contraparte del modelo hegemónico capitalista, colonial y patriarcal conducido por una elite. Por tanto, en clave comunitaria, el estallido social es principalmente un rechazo a la sociedad actual, por su configuración estructural que genera privilegios basados en el abuso —tal como señala Mayol (2019)—, a través de exprimir el trabajo de la población, sacar un porcentaje de ganancia que se oculta con una justificación legal, pero que en realidad es percibido como un robo institucionalizado. El cual, si bien se había naturalizado en la población, también era sabido por todos, y estalla frente a causas puntuales como el alza del precio del pasaje del Metro y los comentarios burlescos de la autoridad. Entonces, la población explota de indignación y despliega una violencia (Rozas, 2012) contra el

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