Los cazadores-recolectores y las plantas en Patagonia: perspectivas desde el sitio cueva Baño Nuevo 1, Aisén

60 – los cazadores-recolectores y las plantas en patagonia lógico, se establecen 3 categorías de plantas y partes de plantas (Minnis 1981): 1. Plantas con partes densas e incomibles, como la cáscara de nuez, mazor- ca de maíz, cuescos; 2. Plantas con partes comestibles relativamente densas que pueden ser in- geridas, como algunas semillas y granos; 3. Plantas no densas con mucha humedad, como frutos pulposos, tubércu- los comestibles y hojas verdes. La formación del registro arqueobotánico involucra la consideración de tres factores: 1) los procesos culturales; 2) las condiciones de preservación; y 3) los procesos de transformación ambiental (Ford 1979; Miksicek 1987; Greig 1989). Los procesos culturales se asocian a las pautas culturales que guían la selección de las plantas que van a ser recolectadas. Estas pautas están presentes en todas las etapas de uso, procesamiento y descarte del recurso vegetal. Son las que definen qué, cómo, cuándo y quiénes usan este recurso. Por otro lado, las condiciones de preservación dependen del medio en el cual se preservan los restos vegetales. Existen condiciones naturales que favorecen la conservación de los restos vegetales, por ejemplo, ambientes anaeróbicos (pan- tanos), sequedad, extremo frío y PH alcalino (macro). Se ha visto que los suelos ácidos no favorecen la conservación de macrorestos vegetales y de microrrestos orgánicos; los ambientes húmedos tampoco son propicios para la preservación de este material orgánico (Ford 1979; Miksicek 1987; Greig 1989; Pearsall 2014). La conservación por carbonización es uno de los mecanismos que permiten la sobrevivencia del material vegetal macroscópico, ya que los restos no carbo- nizados se descomponen en medios ácidos y húmedos. El proceso de carboni- zación frena la acción de procesos destructivos como la actividad de microbios, roedores e insectos. Los problemas que surgen de este hecho es que no todas las plantas utilizadas por el ser humano se recuperan carbonizadas y no todos los restos quemados son el resultado de una carbonización intencional del ser humano. Para la región de Aisén solo existe el antecedente de fuegos de origen natural causados por relámpagos, los cuales son más recurrentes en la costa, y por erupciones volcánicas, las cuales tienen una baja ocurrencia. Estudios en la región han concluido que los incendios más bien se ligan a la presencia humana (Méndez et al. 2016). Por otra parte, los restos carbonizados son frágiles y pue- den ser susceptibles a daños mecánicos por remoción de sedimento, cambios bruscos de temperatura, congelamiento y por la acción de raíces (Ford 1979; Miksicek 1987; Greig 1989).

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