Entornos de enseñanza y aprendizaje mediados por tecnologías

20 orientaciones para diseñar las rutas formativas en cada curso. En el caso del posgrado, se debe considerar que las y los estudiantes ya son profesionales con posibilidad de participar del mundo laboral y/o profesional, por lo que requieren de aún mayores niveles de flexibilidad, autonomía y electividad. Así, la siguiente tabla ofrece una panorámica de orientaciones para el diseño de cursos según su lugar en la trayectoria formativa de las y los estudiantes. Tabla 1. Flexibilidad en el diseño de cursos de acuerdo con los ciclos formativos Ciclo inicial Ciclo de especialización Ciclo profesional Ciclo de posgrado y formación continua Autonomía Mayores niveles de acompañamiento y orientación a lo largo del curso. Progresiva autonomía en el tránsito dentro del curso. Mayores niveles de autonomía y flexibilidad. Mayor oferta de actividades electivas y personalización de la ruta formativa. Diseño Moderada flexibilidad, con ritmos definidos por el equipo docente. Flexibilidad ampliada, de acuerdo con los desafíos propios del curso. Mayor frecuencia de diseños que progresen al ritmo del estudiante, con plazos más flexibles. Predominancia de diseños que progresen al ritmo del estudiante. Herramientas Mayor empleo de herramientas que faciliten la interacción y colaboración entre pares. Incorporación de herramientas que promuevan la aplicación de conocimientos y resolución de problemas. Facilitación de instancias de intercambio entre pares para la transición al mundo profesional. Predominancia de actividades asincrónicas, sin requerir interacción simultánea entre las y los participantes. Cabe destacar que esta tabla no pretende ser una norma asociada a los diferentes ciclos, sino que constituye una recomendación que debe responder al contexto curricular y los desafíos propios de cada etapa de desarrollo de la persona. En efecto, esta mirada progresiva no supone que en los niveles iniciales no exista la autonomía o que, por el contrario, en los niveles avanzados no se requiera de orientación docente o acompañamiento. Más bien, se trata de una comprensión del aprendizaje como un proceso que progresa a lo largo de la vida y en el que las y los estudiantes llevan consigo sus experiencias y saberes previos para enfrentar nuevos desafíos. Esto permite a quienes aprenden contar cada vez con más herramientas para la autonomía; para orientar, organizar y tomar decisiones en cuanto a su propio proceso de aprendizaje. No obstante, aprender es siempre un proceso primordialmente social que requiere del

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