Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]

182 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 diantes valoran la iniciativa del liceo en este tema, pero preferirían un tratamien- to más integral y no solo un taller electivo. Realicé esta investigación utilizando metodología cualitativa, por medio de un taller de masculinidades con jóvenes de último año de enseñanza secundaria y que hubiesen realizado toda su enseñanza media en ese mismo establecimien- to. Luego, realicé entrevistas para ahondar en lo discutido mediante análisis de contenido. A continuación, presento los resultados sobre la base de los ejes antes señalados. 1. Ser varón La masculinidad hegemónica se hace perceptible en diversas actitudes y formas de pensar expresadas por los estudiantes. Estas son adquiridas principalmente en la familia, siendo este uno de los principales reproductores de este tipo de conductas (Duarte, 1999). Aunque también el liceo aparece como un lugar pri- vilegiado en su despliegue, a través de un deber/ser exigente y excluyente de cual- quier tipo de conducta que pueda ser interpretada como femenina. Es posible también constatar la idea de que ser varón no es algo de lo que ellos se sientan to- talmente parte, ya que les falta para ser adultos. Duarte se refiere a esto como so- ciedades adultocéntricas, en que los jóvenes ocupan un rol secundario, ya que se encuentran en un estado de transición hacia la adultez que se constituye como el estado óptimo y deseable por los sujetos (Duarte, 1999). A partir de lo anterior, la masculinidad hegemónica se hace visible en diversas formas en los estudiantes y la entiendo como: “La configuración de práctica genérica que encarna la res- puesta corrientemente aceptada al problema de la legitimidad del patriarcado, la que garantiza (o se toma para garantizar) la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres” (Connell, 1997: 36). Esta práctica genérica que legitima el patriarcado se traduce en una serie de disposiciones que obligan a los estudiantes a comportarse, pensar y sentir de for- mas determinadas. La primera disposición relevante es aquella en que el indivi- duo muestra su interés por mujeres, descartando de paso, cualquier sospecha de homosexualidad (Fernández, 2009). Para los estudiantes, ser varón es sinónimo de tener pene, no existe una interpretación alternativa. Hombre vendría siendo como el ser humano con miembro, que sería como el pene, y eso más que nada definiría lo que es un hombre. (Rafael)

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