Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]

Masculinidad y emociones. – 161 de la masculinidad hegemónica y sus mandatos tradicionales: represión emocio- nal, heteronormatividad y homofobia, sexualidad y placer centrada en el falo, obsesión por alcanzar logros y éxitos, y un modelo de control, poder y compe- tencia donde lo masculino se torna la norma, en la que es fundamental mantener la imagen de macho ante los otros (Madrigal, 2006). Me interesa profundizar sobre el problema de la represión de las emociones. En nuestra sociedad patriarcal, las emociones y sentimientos, como la violencia, la agresión, la fuerza y la ira, se han considerado legítimos para ser expresados por un varón. No obstante, todo el resto de la gama de emociones tradicionalmente asociadas a lo femenino (dolor, tristeza, compasión, amor, miedo, temor, angus- tia, ternura etc.) son habitualmente reprimidas (Kaufman, 1995; Kimmel, 1997; Madrigal, 2006; Campos, 2007). Es por eso que Riso (2007) habla de los varo- nes como castrados emocionales y Keijzer (2000) de incapacitados emocionales . En general, que los varones no expresen sus sentimientos se percibe como un proble- ma netamente personal y subjetivo, ignorando las repercusiones sociales que este fenómeno tiene al ser el origen de una serie de problemas de mayor envergadura (Martínez, 2013). De Keijzer (2003) señala que la falta de inteligencia emocional de los varones opera como trasfondo en los actos violentos que habitualmente cometen los varones. De lo que se trata aquí es de un problema de socialización emocional, con consecuencias nefastas no solo para los varones en tanto sujetos individuales, sino para la vida en sociedad. Una de las instituciones fundamentales a la hora de socializar el género es la escuela (Duarte, 1999; Fuller, 2001; Kaufman, 1995). En ella se enseña el género a través de los conceptos que explícitamente estas instituciones promueven; las practicas implícitas que se dan en este espacio; así como por las propias dinámi- cas que los estudiantes construyen en tanto pares. Este texto se enfoca principal- mente en estas últimas, en las dinámicas de homosocialización entre estudiantes. Durante mi experiencia escolar, me llamó la atención la reacción de mis compañeros varones a la hora de recibir una muestra de afecto de mi parte. Ge- neralmente, se construía una interacción “incómoda”, había algo que salía de los márgenes que establece la tiranía de lo “normal”. Al parecer, los varones debían ser fuertes, duros y fríos. Mi estadía en el colegio me marcó para siempre. Desde esta experiencia personal nació mi interés por el género como orden simbólico que norma las formas de ser, sentir y actuar, y en este caso particular, por el estu- dio de masculinidades en el contexto de la escuela exclusiva de varones. Opté por el sujeto joven, ya que son las juventudes las que se enfrentan al ideal de varón adulto que la masculinidad hegemónica les presenta, por tanto, se encuentran en un momento social donde están construyendo las bases de sus identidades de

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=