Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación

Redes de sentido y medios alternativos - 55 R edes de sentido y medios alternativos : la comunidad como productora de opinión pública Patricio Cabello y Dafne Moncada Introducción La opinión pública se encuentra principalmente asociada a los macro-productores de sentido, es decir, a medios de comunicación masiva, a los agentes políticos y a las tendencias generales de la población medida por estos mismos agentes a través de encuestas y otras formas tecnificadas de construcción de discurso. Y es que el maridaje entre la opinión pública y la construcción del poder político existe desde los inicios del uso de la expresión, principalmente asociada en sus inicios al presti- gio. Montaigne la aplicó tanto para calificar la recepción de sus escritos (Sampedro, 2000), definiéndola como una “fuerza social” que se orienta a juzgar las acciones de los seres humanos (Capellán, 2008). En esta línea en el siglo XIX Fracassetti sostuvo “Y no es casualidad, dado que es rarísimo gustar a todos, llamamos a la opinión pú- blica Tribunal” (Fracassetti, 2010, p.27). En otras palabras, el concepto de opinión pública surgió y se desarrolló en torno a la dicotomía aprobación/rechazo. En el contexto de las democracias modernas, Sampedro señala que “una de las principales virtudes de la democracia, frente a auto- ritarismos y totalitarismos, reside en que la opinión pública es convocada periódica- mente pudiendo cesar a los gobernantes en las elecciones” (2000, p. 21). Esta noción de opinión pública se ha desarrollado al alero de formas de política institucional, en el marco de la democracia, que históricamente se han constituido sobre los pilares de la democracia representativa, donde el poder es delegado a quien se erige preci- samente entre sus pares por su prestigio, el cual debe ser continuamente medido a través de sondeos. Por lo mismo, ha sido a menudo esquivo a los procesos emergen- tes de construcción de sentido, y la observación y comprensión de estos procesos. Si bien estas formas de recoger el sentir de la ciudadanía tienen un valor incues- tionable en las democracias representativas, lo que se puede concluir sin muchos reparos es que las encuestas iluminan algunos aspectos de la vida social, ocultando otros (Bourdieu, 1973), es decir, seleccionan algunos aspectos de la realidad y produ- cen una conexión con la información que circula en los medios. Las recientes elecciones de Estados Unidos, donde las encuestas y los medios crearon una realidad paralela, son una prueba de eso. Casi de manera diaria se pu- blicaron encuestas nacionales que daban por ganadora a Hillary Clinton, cuando absolutamente todos los medios de masas y los profesionales de las encuestas sabían

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