La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena

81 Sebastián Donoso Junto con la mantención de la vigencia, común a todo profesional, en el campo docente el proceso se inscribe además en un cambio de paradigma, donde el profesor pasa de ser una “gran fuente de conocimientos” a conver- tirse en un “generador de criterios para seleccionar y organizar el saber”. El proceso de perfeccionamiento debe comprenderse desde las exigen- cias y presiones —de la sociedad, el Estado, el mercado educativo, el mercado laboral y el currículo escolar— que inciden en su desempeño profesional y en las que se incluyen las condiciones laborales de los docentes. A su vez, el rol subsidiario asumido por el Estado desde mediados de los setenta en Chile, ha generado limitantes para ejercer su misión como garante de la calidad de la educación, al no disponer de un soporte legal adecuado. No hay mecanismos para articular al sector empresarial particular que provee edu- cación pública bajo una política común de operación del mercado de trabajo que vincule la formación, el perfeccionamiento y la carrera profesional. Cada factor opera con independencia, generándose una falta de sinergia entre los diversos componentes, convirtiéndose en el principal nudo crítico que presenta el mercado docente. El cambio de rol del Estado tras el golpe militar de 1973 impactó a la edu- cación pública en los años ochenta con el traspaso de la gestión de los estable- cimientos desde la dependencia ministerial centralizada a una descentralizada municipal, así como en la transferencia de los docentes, de funcionarios pú- blicos a empleados municipales, y en el cambio del sistema de financiamiento vía subsidio a la demanda, estimulando la incorporación de agentes privados (sostenedores). Desde entonces, los sostenedores de establecimientos privados que reci- ben financiamiento público casi han triplicado su participación en la matrícula escolar, mientras que las instituciones públicas la han reducido a la mitad. En la actualidad, el mercado de la educación posee dos macrosectores de opera- dores (municipales y particulares subvencionados) de tamaño relativamente equivalente, a los que se suman el particular pagado y las corporaciones, con alrededor del 10 por ciento de la matrícula total. Es compartida la visión de que el mercado laboral docente es más bien un cuasi-mercado configurado por submercados, o mercados diferenciados. Esto es, realidades acotadas que tienden a funcionar entrópicamente con determina- das reglas del mercado, pero con adecuaciones importantes. Una es que las barreras de ingreso de nuevos docentes al sistema son ba- jas, tanto en la regulación de la profesión como en los requisitos para ser con- tratado. Adicionalmente, la movilidad laboral transversal en el mercado (cam- bio de institución) es también baja, pues los maestros privilegian estabilidad laboral por sobre otra variable, y la movilidad horizontal es todavía menor, ya

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