La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena

185 Harald Beyer entregan un bono adicional por estudiante para financiar el mantenimiento y renovación de la infraestructura y el material educativo. En fin, hay otros que financian la educación a través de esquemas análogos al nuestro. Es una dis- cusión abierta, pero optamos por hacer nuestro análisis respetando el esque- ma general vigente, esto es, que el financiamiento se canaliza por estudiante, en particular por su asistencia a los establecimientos educativos. Por supues- to, no solo por razones pragmáticas sino que también porque estimamos que este sistema de financiamiento tiene innumerables ventajas. Con todo, como se mencionará en la sección siguiente, aunque el grueso del presupuesto de subvenciones se canaliza a través de esta vía, ella está lejos de representar el panorama completo del financiamiento en educación. En todo caso y más allá de la discusión particular sobre recursos y sus mo- dos de asignación parece prudente señalar que siempre deben tenerse algunos criterios orientadores del financiamiento público de la educación. En particular, que este debe ser mayor para los niños y jóvenes que provienen de hogares de menores recursos. Es suficientemente extendida la evidencia que demuestra que un niño o joven proveniente de hogares de menores recursos tiene, en promedio, un rendimiento educativo inferior a un estudiante de hogares de ma- yores recursos. Este resultado es independiente, en principio, de la calidad del establecimiento, aunque en la práctica algunos insumos educativos suelen estar correlacionados positivamente con el capital social y cultural de los estudiantes. Precisamente esa correlación es la que debería aislarse si lo que se quiere es compensar las diferencias iniciales. La magnitud de la compensación no es evi- dente, pero es imprescindible que se intente definir técnicamente esta materia. Al respecto, se puede mencionar que el proyecto de ley de subvención escolar preferencial (enviado a fines de 2005 al Parlamento) adolece precisamente de un estudio técnico que respalde los valores ahí establecidos para definir el gra- do de diferenciación de la subvención. Quizás más grave es que tampoco se establece una institucionalidad apropiada para ir ajustando los valores de esta subvención preferencial en el tiempo. El riesgo es que los ajustes en los pará- metros de la subvención continúen ocurriendo sin apego a estudios adecuados y respondan a intuiciones que pueden ser erradas. También se requiere que los estándares de desempeño que se les exijan a los establecimientos estén en línea con los recursos asignados para no crear falsas expectativas, frustraciones innecesarias y exigencias desmedidas. El lector interesado en ellas puede consultar el Informe del Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación (2006) que describe ventajas y desventajas. También puede consultar Harald Beyer, “Entre la autonomía y la intervención: políticas educacionales en Chile”, en Fe- lipe Larraín y Rodrigo Vergara (eds.) La Transformación Económica de Chile , Santiago: Centro de Estudios Públicos, 2000.

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