Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público

Estéticas de la Intemperie 252 historia individual, donde cualquier insignificancia (cada vez más secreta, cada vez más individual, cada vez más precaria), pareciera reclamar nuestra mirada como por primera vez. La calle es un lenguaje que se dice a sí mismo, lo que ahí ocurra no tiene siempre un sentido que trascienda mas allá de esa circunstancia, su significado está vuelto hacia adentro.. hacia el anonimato, que es el lugar de todos y de nadie... es un espacio abierto donde el desvío el quiebre de la rutina nos puede dejar a la intemperie de las certezas razonables y razonadas de la cotidianeidad...ahí cualquier objeto, ...encuadre, circunstancia o intersticio, a veces un sonido, una sucesión de sonidos que comprendemos como música que se deja entrever desde un espacio indeterminado. De pronto, cualquier insignificancia toma la forma, un indicio se expande por dentro como una seña, un secreto cómplice que quizás no tiene validez más que para quien la ha encontrado azarosamente... o tan sólo un accidente que de pronto ha tomado sentido como si en las calles se tratara de alguna forma de escritura o sintaxis, dispuesta a su lectura, la que no pasa necesariamente por los conductos de la lógica--- quizás un rastro intencionado, como una carta dejada para su lectura abierta. ‘Desprenderme, dejarme llevar por el encanto de las cosas, sorprenderme en un caminar sin rumbo, sin puntos por alcanzar ni tiempos de llegada, abiertos a los azares del encuentro que la calle pone a nuestra disposición. Así puede ocurrir que la apertura niveladora de la calle nos devuelva a la exácta dimensión de nuestra humanidad desnuda, sin trámites razonadores, sin jerarquías ni distinciones; que repentinamente revele nuestra condición de humanidad imprevisible en nuestra relación con los otros, expuesta a los otros en nuestra transitoriedad’ La Reflexión Cotidiana Humberto Gianini

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