Estética de la intemperie: lecturas y acción en el espacio público

251 Francisco Sanfuentes Poéticas de la Intemperie y la inanición del sentido. Se puede decir que hay tantas ciudades como lecturas existan de ellas, tantas ciudades como individuos la experimenten, acaso en la fugacidad de una mirada desde la ventana, en el pequeño extravío de una coincidencia, presa la conciencia de una leve agitación que de pronto ha reordenado las jerarquías del paisaje de una forma desconocida, como campo abierto a una experiencia para muchos o para casi todos sin valor aparente, insignificancia que sin embargo es todo el deseo y realidad posibles de quien pareciera ser nadie, un sujeto anónimo pero que ahora es el centro de toda la realidad. Debo preguntarme aquí por ese otro territorio que transcurre o acontece a contrapelo de La Ciudad, como el residuo de eso que se construye con la mirada puesta en un futuro ideal que nunca terminará de llegar. Hablo de esa otra ciudad que de pronto acontece en la fractura y el quiebre de aquella familiaridad ciega que intenta construir la voluntad de lo público. Me pregunto por ejemplo por la ciudad nocturna, donde todo lo que se constituye significativamente como un sistema de acciones y comportamientos útiles y cotidianos cuelga suspendido y huero, resignificándose a su manera en la desolación del insomnio. Sin embargo entre medio, en algún punto indefinido de nuestro disciplinado trayecto por la ciudad aparece la posibilidad del desvío, desvío como ruptura de lo pre-determinado del espacio público que la idea común, comunitaria de ciudad donde las personas que creen ser ciudadanos comunes y que en realidad no forman parte de ninguna ciudad intentan diagramar pacientemente. En ese desvío, provocado o a veces circunstancial, aparece la calle que en definitiva no es nada, a la intemperie de lo sabido, en la incertidumbre de lo abierto y con ella la expectativa. Algo podría ocurrir ahí, en ese lugar inverificable de la pequeña

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