Cambio climático y desastres naturales : acciones claves para enfrentar las catástrofes en Chile

207 debilidad, la situación es la inversa, los problemas se acumulan y los grupos sociales se dispersan y comienzan a pugnar por rei- vindicaciones particulares. Ello es clave además porque los desastres son un riesgo adicional para el oportunismo, la demagogia y las “ganancias pequeñas”. Un elemento fundamental en las prácticas frente a desastres es la calificación e identificación cabal de las familias damnificadas. Hacer partícipe a las dirigentes (en su gran mayoría son mujeres) de los listados de población afectada es fundamental, porque se reconoce en ellos, el conocimiento efectivo de sus respectivas po- blaciones. Con esto se evita la habitual inflación de cifras de dam- nificados y las confusiones posteriores que sabemos están presentes en situaciones de esta índole. Hacerlo temprano, con el respaldo y vigilancia de Carabineros y Ejército, facilita enormemente la tarea. Por otra parte, las diferentes entidades y servicios públicos dispo- nen de esta contraparte representativa y es posible reunirse con dirigentes de la comunidad, lo que va gestando una mecánica de trabajo responsable y legitimada. En materia de prevención, trabajar con contrapartes directas “no tiene precio”, es tremendamente constructivo, refuerza el rol de las propias dirigentes, genera un vínculo positivo con el Municipio y permite con precisión dimensionar los esfuerzos y magnitudes de las acciones posteriores. Tiene especial importancia fijar responsa- bilidades, particularmente respecto de las poblaciones que habitan zonas de riesgos. Estas serán de las resistencias más complejos por- que en cada evento catastrófico tenemos familias en localización riesgosa y/o ilegal y sus entendibles resistencias a trasladarse re- quieren un procesamiento bastante complejo. También, muchos de los programas de prevención demandan trabajar con dirigentes de diferentes territorios y ello ayudará a uniformar criterios, proce- dimientos y protocolos de emergencia. Especial importancia tendrá el establecimiento de sistemas de alerta temprana y una eficaz graduación del peligro y las acciones correspondientes. En las emergencias mismas es fundamental que la población afectada siga instrucciones precisas y actué disciplina- damente. Muchas poblaciones se han salvado de estragos mayores porque actuaron a tiempo, siguieron los instructivos preparados al efecto, y las ordenes de las autoridades militares y civiles en estas dramáticas circunstancias en las que actuar oportunamente hace toda la diferencia. En las reconstrucciones posteriores el rol de las organizaciones po- blacionales es aún mayor. Desde compartir el sentido estratégico que, desde Santa Olga, patentó la idea de que la reconstrucción es para hacer algo cualitativamente mejor a lo que se tenía, que los beneficiarios son los que están validados en los listados públi- cos, y que los diseños y acciones de infraestructura se conversan previamente. En ocasiones habrá que asumir “construir en otro lugar”, porque el desastre evidenció zonas de restricción que de- ben ser asumidas. En situaciones en las que se ha debido asumir evacuaciones completas de numerosos grupos familiares, y como resultado de los efectos psicosociales de la catástrofe, se producen rupturas familiares muy complejas. Estos son temas especialmente delicados que requieren claridad, plazos, proyectos, tiempo de es- pera y muchísima paciencia. En síntesis, siempre la acción del SNPC debe ser con las organi- zaciones de la población como garantía fundamental para tener un coadyudante eficaz en los desastres, en la rehabilitación de los territorios y viviendas y en los esfuerzos de reconstrucción. Ello re- querirá autoridades públicas atentas y diligentes en su diálogo con las familias involucradas en el desastre. Sobretodo claridad de la acción estratégica y plena verdad sobre los proyectos y su crono- grama previsible. Mientras antes se disponga de ello, mejor será la

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=