Cambio climático y desastres naturales : acciones claves para enfrentar las catástrofes en Chile

204 El “salto necesario” en los sistemas de prevención y gestión de desastres. la operación óptima de esta vital tarea, son todas materias en que Carabineros tiene un prestigio muy arraigado. Probablemente es en la prevención en que Carabineros desem- peña otro rol fundamental, principalmente por su distribución y arraigo en la totalidad del territorio nacional, donde se debe acen- tuar aún más su rol institucional. Hay un esfuerzo de pedagogía con la comunidad y se va generando un sistema de confianza que permita la adopción de acciones oportunas para aminorar los efec- tos de un desastre. La labor de las FFAA y Carabineros, y también por cierto de la PDI con sus especializaciones pertinentes, en materia de desastres naturales no “cambia” el rol de estas instituciones, sino que las adecua a estos requerimientos especiales, los que inevitablemente tenderán a ser cada vez más numerosos y frecuentes. 6. La asociatividad público privada y el papel de la respon- sabilidad social y territorial empresarial. En el mundo moderno muchos de los problemas más importan- tes de las sociedades se enfrentan a través de mecanismos de aso- ciatividad público- privada. Chile no es una excepción al efecto, como ha ocurrido con el sistema concesional de carreteras y au- topistas, la construcción y gestión de puertos y aeropuertos y la construcción de grandes obras de infraestructura como embalses y represas. Allí, el mecanismo concesional es una forma superior de compartir responsabilidades y riesgos entre el actor público y los privados. Se trata también de una práctica que ha tenido en Chile una aceptación y valoración significativa y que se expande. También se hace necesario reconocer las limitaciones y dificulta- des de las modalidades concesionadas en servicios fundamentales, donde la fiscalización pública a su operación debe ser reforzada y las tarifas ajustadas a precios razonables y adecuados a la calidad de las prestaciones. En consecuencia, no hay razón importante para impedir que la prevención y el enfrentamiento de desastres naturales y hasta la reconstrucción no sea enfrentada de modo asociativo entre lo pú- blico y los privados. De ello hemos dado cuenta en la experien- cia de esa acción coordinada que se llevó a cabo en los frentes de los incendios del centro sur y la posterior reconstrucción de Santa Olga. La disposición privada inicial frente a la catástrofe, se fue perfeccionando en proyectos específicos, los que son razonable coordinación pública, acentuó una colaboración privada inédita, creciente y que llegó para quedarse en catástrofes porvenir. Existen un conjunto de antecedentes de una acción cada día más activa de las empresas privadas en la responsabilidad medio am- biental, en el equilibrio de los ecosistemas, en el combate a los efectos en desastres naturales del cambio climático y en aportes sig- nificativos para con las poblaciones en riesgo. Ello se expresa en em- presas con responsabilidad social para con las comunidades donde están establecidas, se presenta también en las ahora denominadas “empresas B” que también comportan una responsabilidad signi- ficativa respecto del medio y las prácticas organizacionales y labo- rales. Entre los compromisos ambientales empresariales destaca la acción de la CMPC, como señala su gerente general FranciscoRuiz Tagle, cuando sostiene que esperan bajar un 25% el consumo de agua en sus plantas, reducir en 50% las emisiones de gases, eliminar los residuos que van a vertederos y llegar a 400000 hectáreas para conservación en todas sus plantaciones en Chile. La Corporación de la Madera, CORMA, también es una expre- sión de ello. A través de diferentes estudios y publicaciones COR- MA ha propuesto forestar en Chile dos millones de hectáreas al

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