Cambio climático y desastres naturales : acciones claves para enfrentar las catástrofes en Chile

193 nocimiento y una capacidad de investigación de primera línea y porque debemos estar a la vanguardia de las metodologías, tecno- logías y progresos en el desarrollo forestal a nivel mundial. Se trata de un desafío urgente y posible. Disponemos de una base cons- truida en la historia de CONAF, pero se hace necesario enfrentar los desafíos propios de un sector estratégico de nuestra economía y abatir los riesgos asociados al cambio climático. El desarrollo de las grandes empresas forestales, su capacidad de exportación diversificada, nos habla de un sector privado bien do- tado, con capacidades propias y un buen sentido de la innovación tecnológica. CORMA, la Corporación de la Madera, expresa buena parte de esa solidez institucional. Esto hace que precisamen- te una fuerte institucionalidad pública y una equivalente organiza- ción de los privados asociados, se constituyan en un elemento clave del futuro desarrollo forestal nacional. Un aspecto crucial de esta nueva organización institucional de CONAF es su descentralización, en los niveles regionales, provin- ciales y hasta intercomunales rurales en algunos casos, con una capacidad profesional y operativa adecuada para las demandas y particularidades de cada territorio. Ello, implica definir dotaciones a esas entidades territoriales, capacidades operaciones de vehícu- los y equipamiento moderno, buenos sistemas informáticos y todo aquello que permita monitorear “en el lugar” el enfrentamiento de los siniestros forestales. Hay allí un concepto de despliegue te- rritorial que es esencial. Es una mezcla entre capacidades inves- tigativas, el desarrollo de las orientaciones estratégicas del nuevo “poblamiento forestal”, y la vigilancia frente a plagas, incendios y otros desastres eventuales. Todo ello, desplegado en el territorio. Otra materia fundamental es la existencia de una planta funcio- naria más extensa y actualizada que la actual CONAF, con tra- bajadores básicamente permanentes que estructuren un cuerpo estable. Ello implica, por ejemplo, que en las diferentes temporadas de incendios (que en muchos territorios se extiende a casi todo el año), no se tenga que recurrir sino muy excepcionalmente a traba- jadores eventuales. La profesionalización de las Brigadas terrestres de combate a incendios y su operación anual continua implicará avanzar cualitativamente en labores de prevención; el trabajo con los pequeños propietarios forestales y sus organizaciones; la coor- dinación con los Municipios rurales; la elaboración de material específico y, el trabajo sistemático de formación y de investigación. Como Servicio Público propiamente tal, la entidad debe estar más preparada para interactuar con otros servicios públicos y adicio- nalmente con los Gobiernos Regionales y los Municipios. Esta asociatividad pública será clave para el enfrentamiento de de- sastres; para la promoción de la actividad forestal; para mejorar sistemáticamente la asistencia técnica y, para el trabajo conjunto con instituciones del ámbito del Ministerio de Agricultura (Indap y la Comisión Nacional de Riego, principalmente) y de otras en- tidades públicas como la Corporación de Fomento (CORFO), el Ministerio de Obras Públicas en programas claves como Caminos Básicos Rurales y los sistemas de Agua Potable Rural (APR). El nuevo Servicio Forestal debe tener capacidades de interrelación pública notables, superando el añejo concepto de una institución aislada y compartimentada. Los esfuerzos de modernización pú- blica hacen del trabajo colaborativo entre agencias públicas una cuestión estratégica Es clave y estratégica la relación con las entidades territoriales, como los Gobiernos Regionales y los Municipios, agencias funda- mentales del desarrollo regional y local en los territorios. En el caso de las entidades regionales, el nuevo Servicio Forestal debe inte- grarse eficazmente en la elaboración de la Estrategia de Desarrollo

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