Cambio climático y desastres naturales : acciones claves para enfrentar las catástrofes en Chile

177 tre altísimas temperaturas de más de 40 grados Celsius en una vasta zona del secano costero central (unos 600 kilómetros lon- gitudinales), Humedades medias inferiores al 30% y regímenes variables e imprevisibles de vientos superiores a los 50 Km/hora promedios, establecieron en esa enorme extensión las condicio- nes de mayor peligrosidad posible para la aparición de incendios forestales de gran magnitud. Estos aparecieron explosivamente y llegaron a ser 500 focos simultáneos en la extensión antes seña- lada, comprometiendo vidas humanas, asentamientos poblados y una superficie forestal valiosa cercana a las 500 mil hectáreas. Este fenómeno se ubica entre los megaincendiosa nivel mun- dial más importantes de la última década y los especialistas lo denominaron “Tormenta de Fuego”. Las lecciones de esta ca- tástrofe han sido analizadas en un capítulo anterior de este Li- bro, y han llevado a nuevas modalidades productivas forestales y avances diversos sobre el ordenamiento territorial requerido en Chile para estas zonas. No obstante, los riesgos de megaincen- dios como los señalados, permanecen en Chile para temporadas cada vez más extendidas, sin que se haya actuado con diligencias en instrumentos claves de ordenamiento territorial rural, ya muy insuficientes estructuralmente en Chile. Todas las catástrofes anteriores, las de corte más tradicional sísmi- cas y volcánicas y las que han aparecido con fuerza en la última dé- cada como consecuencia directa del cambio climático, han llevado a la necesidad de reconfigurar los instrumentos de Ordenamiento Territorial en Chile. Hablamos de hacer instrumentos regulado- res del espacio rural, donde habitualmente no hay ningún avance. También de actualizar los débiles controles de los límites urbanos de las localidades pobladas y de articular Municipios y Gobiernos Regionales para potenciar y confeccionar instrumentos de control en la gestión territorial y ambiental que son imprescindible para en futuros desastres difícilmente evitables. 3. Los Planes Regionales de Ordenamiento Territorial. La actual legislación regional considera los Planes Regionales de Ordenamiento Territorial (PROT), un instrumento de planifica- ción regional, que tiene como objetivo principal obtener consen- sos sobre el uso del territorio, bajo determinadas condiciones que mejoren la calidad de vida de la población, para que tengan una real oportunidad de desarrollo, y con un avance significativo en materias de descentralización. El PROT es la expresión espacial de la Estrategia Regional de Desarrollo, con zonificación por con- diciones, en áreas no comprendidas en la planificación urbanística. Es un proceso político y técnico. Además de un “Modelo de Orde- namiento del Territorio, Un acuerdo institucional entre los actores públicos y privados respecto del uso del espacio, y es vinculante para los servicios públicos. Dentro de los componentes del PROT se consideran análisis del Borde Costero; Riesgos Naturales, Sistema de Asentamientos Humanos, Sistema Urbano, Sistema Rural. Sistema Relacional, Cuencas Hidrográficas, entre otros. Los sistemas territoriales y los patrones de uso y ocupación que definen el modelo territorial esta- rán transversalmente afectados y condicionados por los riesgos de origen natural; los generados por la acción humana y, los efectos del cambio climático. Ciertamente, un ordenamiento territorial siempre es fundamental para una región que busca la integración efectiva de sus centros poblados y una aspiración equitativa para la calidad de vida de su población, para proyectar los clústeres productivos en los rubros de mayor especialización y ventaja regional, y para optimizar sus in- fraestructuras energéticas, viales y el equipamiento social básico. Ese “orden territorial” deberá ser funcional al desarrollo expansivo pro- ductivo y socialmente inclusivo. Es en ese contexto que se ubica este

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