Cambio climático y desastres naturales : acciones claves para enfrentar las catástrofes en Chile

173 Así es como, especialmente en América Latina, el registro sis- temático de Desastres Naturales efectuado por Alan Lavell en la década de los 90, muestra una colección de fenómenos simi- lares y recurrentes en el ámbito de terremotos y tsunamis, de erupciones volcánicas, de graves y crecientes inundaciones, de fenómenos aluvionales especialmente rigurosos, de un in- cremento sostenido de sequias prolongadas y de un progresivo y sistémico aumento de la vulnerabilidad de nuestros ecosiste- mas naturales, especialmente los más frágiles. A ello, ha contri- buido en América Latina el aumento notable de nuestras tasas de urbanización con el surgimiento de importantes metrópolis, el aumento de ciudades medias mayores y el despoblamiento relativo de las zonas rurales. Las ciudades, y sobre todo las grandes ciudades, se han constituido en un factor de riesgo adicional y han incrementado cualitativamente nuestras vul- nerabilidades ambientales. Agregamos a lo anterior los efectos del cambio climático, que desde el año 2000, han acentuado crecientemente todos los efectos antes expuestos. Particular- mente, las prolongadas sequías, los incendios forestales, los fe- nómenos aluvionales y las marejadas oceánicas. Las tecnologías productivas, fuertemente dependientes de combustibles fósiles y el uso extractivo incesante de nuestros recursos naturales, han incidido peligrosamente en el aumento de las vulnerabilidades expuestas. El aumento de la fragilidad de nuestros ecosistemas naturales ha sido, en la perspectiva de las últimas décadas, el antecedente inmediato más grave de nuestras vulnerabilidades naturales. El resultado es que desde el año 2000 en todos los países de América Latina los desastres naturales se han acentuado peligrosamente. Es en dicho contexto que las variaciones del Cambio Climático en la Tierra, que en lo fundamental han aumentado la temperatura media del planeta, han acentuado de modo notable los riesgos y las amenazas antes expuestas, y los Desastres Naturales Climáti- cos se han agregado a las fragilidades preexistentes. De ese modo, en América latina y El Caribe se han ido desarro- llando nuevos marcos conceptuales y metodológicos, que han implicado una preocupación particularmente significativa sobre los Desastres Naturales que conlleva la nueva situación. El análisis de riesgos se ha constituido en una cuestión clave de las políticas públicas. Ello lleva, en primer lugar, al reconocimien- to de zonas de especial vulnerabilidad y, a trabajar los Sistemas de Protección Civil, lo que incluye la constitución de las Redes de advertencia, vigilancia y respuestas inmediatas; la confección de Mapas de Riesgo sobre la base de la información de desastres anteriores y, el monitoreo y preparación exhaustiva de las respues- tas en los desastres mismos. Estos esfuerzos suponen también el aprestamiento y la mitigación de los Riesgos, con sus consiguien- tes medidas para el reforzamiento de las Infraestructuras, el tra- tamiento sistemático de las zonas de riesgo y las diversas acciones y los programas de prevención, especialmente para sequias, inun- daciones y combate a la desertificación. Lo anterior supone abrir- se también a mecanismos de trasferencia de los Riesgos mediante mecanismos públicos y privados de Seguros, que incorporan efi- cazmente el concepto de los Seguros Catastróficos. Una interesante innovación son los Mapas de Riesgo frente a catás- trofes y desastres naturales de diferente naturaleza. Estos comenzaron siendo Mapas Hidrometeorológicos, geológicos, sísmicos y volcáni- cos. Estos instrumentos buscan alertar sobre fenómenos básicamente de origen geológico y las consiguientes amenazas sísmicas, volcánicas y de tsunamis. También sobre las inundaciones pluviales y fluviales y hacen un reconocimiento explícito de la caracterización y proble-

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