Teoría crítica del teatro latinoamericano: una introducción

135 Si estábamos hablando del arte Barroco en Latinoamérica como la expresión estética de una episteme en la cual el mundo apa- rece desdoblado, siendo así América un reflejo-copia del original modelo europeo, podríamos suponer que el teatro puede ser uno de los agentes políticos más potentes a nivel de discurso formal. Esto ya que, si lo que se está poniendo en crisis es precisamente la comprensión de la realidad como algo verdadero e incuestion- able, el espacio de la representación teatral es, por así decirlo, una maqueta de esta realidad, la cual puede no solo ser alterada, sino también aprehendida por los espectadores de manera direc- ta, sin mediar palabras que expliquen la tesis (cosa por lo demás imposible, como también se ha mencionado), esto porque “(…) la información que la imagen proporciona produce una realidad concreta que actúa hasta en los sentidos más íntimos del obser- vador y puede hacerle confundir la imagen con la esencia sin que este acontecimiento resulte inmoral, pecaminoso, bárbaro” (Pezze, 2015, p. 44). Las fábulas y argumentos de las comedias mencionadas no so- bresalen por la temática que abordan, ni mucho menos por los discursos que esgrimen los personajes (si bien no dejan de sor- prendernos la inteligencia y virtuosismo del que hace gala la monja jerónima). Lo que llama la atención en ellas es precisa- mente lo no dicho, aquello que emerge entre las palabras, lo que, podemos suponer, se completa con la puesta en escena. Sor Jua- na utiliza la estructura de composición tradicional de la época, pero logra subvertir la forma y darle lugar a preguntas que no solo poseen un interés museístico o valor en tanto curiosidades, sino que parecieran ser parte de debates que, aún en estos tiem- pos, están lejos de concluir.

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