El sexto continente : filmación en la Antártica chilena 1916-1973

8 “(…) el origen de la Humanidad estuvo en el casquete polar antártico, y que habiéndose dislocado y hundido en parte este casquete, arribó la gente primitiva al extremo sur de la Patagonia y Tierra del Fuego, creo explicarme parte de la formación del lenguaje y parte del origen de los nombres dados a los grandes accidentes topográficos” (Videla, 2015, p. 11) Durante el siglo XIX y XX, la Antártica será un territorio a explorar, conquistar y, por cierto, relatar. El capitalismo encontrará, en sus cercanías, riquezas que serán prontamente explotadas y puestas a merced, donde la caza de ballenas será un elemento coadyuvante en las inquietudes exploratorias de numerosos aventureros y explotadores de la fauna marina de una zona aún inquietante. Las tormentas, las imposibles bajas temperaturas y el desierto blanco configurarán una textualidad que atravesará las formas de leer el territorio desde el último epítome de soledad existente en el mundo: “Nos envuelve una siniestra obscuridad, pero de las lechosas profun- didades del océano surge una extraña claridad que llega hasta las bordas de la canoa. Estamos abrumados por la lluvia de polvillo blan- quecino acumulado sobre nosotros y en la canoa, y que se disuelve tan pronto como se pone en contacto con el agua” (Poe, 1972, p. 202) El relato textual se verá confrontado con la imagen, ya sea fija como en movimien- to, que desde los inicios del siglo XX comenzará no solo a testimoniar este gélido continente, sino también a dotarlo de imagen. Ante la blancura espesa surgirán animales y vegetales que habitan serenamente las desoladas tierras. La serenidad será alterada por explosiones volcánicas que derribarán modestos asentamien- tos humanos. Y hacia los años treinta y cuarenta, serán los estados aquellos que detecten un capital que se ajusta a las fracturas de siglo. El presente texto se enlaza con dichas posibilidades, aunque sin pretender construir una filmografía acabada de los registros cinematográficos realizados en laAntártica chilena. Esto último, debido a que muchas filmaciones se encuentran desapareci- das, en poder de particulares o de las que simplemente no se sabe que se realiza- ron debido a que muchas de ellas no tenían objetivos comerciales, sino científicos o educativos, y por tanto no figuran en periódicos o revistas de cine como Ecran 1 . De esta forma, la investigación acá expuesta rastrea en diversas fuentes que abarcan desde las memorias hasta publicaciones científicas o periódicos regionales, articu- lando un esbozo historiográfico que propone reconsiderar los registros, ya no sobre la cronología, sino sobre el territorio. La metodología empleada se explica en dos frentes. El primero de ellos, es tributa- rio de la obra de dos historiadores del cine chileno, como son Eliana Jara Donoso

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