Seminario Internacional : Profesión docente y educación continua en América Latina : aprendizajes y desafíos

51 SEMINARIO INTERNACIONAL PROFESIÓN DOCENTE Y EDUCACIÓN CONTINUA EN AMÉRICA LATINA: APRENDIZAJES Y DESAFÍOS Me propongo compartir aquí algunos de los retos actuales para la formación continua de do- centes en la región, desde una perspectiva global, es decir desde los principios orientadores del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4), considerando las implicaciones que tienen estos principios para la formación docente en el contexto de América Latina y el Caribe. Partiré por una breve presentación del ODS 4 y de sus principios orientadores, para después revisar las implicaciones que tienen tanto para la profesión como para el desarrollo docente, y el papel de la educación continua de las y los profesores. El ODS 4 se inscribe en una Agenda que se signó en 2015 y en la que la comunidad interna- cional, los países miembros de las Naciones Unidas, se comprometieron a transformar nuestro mundo de aquí al 2030. Se trata de una agenda ambiciosa que pretende eliminar la pobreza y el hambre, y promover la igualdad de género, el trabajo decente, la paz y la sostenibilidad ambien- tal. La agenda está compuesta por 17 objetivos, uno de los cuales, el cuarto, se relaciona con la educación. Este es un objetivo especialmente importante porque sin su cumplimiento -una educación equitativa, inclusiva y de calidad- es muy difícil que podamos erradicar la pobreza, el hambre, la desigualdad y promover la sostenibilidad ambiental, la paz y la justicia. Entonces, es desde esta óptica, la del ODS 4, que enmarcaré los desafíos del desarrollo profesional docente. El ODS 4 está compuesto por 10 metas que evidencian los compromisos y obligaciones de los Estados hacia ese objetivo. Dentro de estas metas se encuentran los compromisos para lograr la universalización de la alfabetización, la educación primaria y secundaria, lo cual supone doce años de escolaridad, pública, gratuita y de calidad, provista por el Estado; el desarrollo de la primera infancia y la educación preescolar universal; el acceso igualitario, tanto a la educación básica como a la educación técnica y la educación superior, con base en el mérito, para promover habilidades para la vida y habilidades para el trabajo, particularmente para un trabajo decente, en condicio- nes de igualdad, tanto de género, como entre los grupos que han estado socialmente margina- dos, los cuales presentan necesidades mucho más acuciantes en términos educativos. Tal es el caso de las personas en situación de discapacidad, de los pueblos indígenas y de las personas en movilidad, entre otros. En la propia formulación del ODS 4, que pretende “garantizar una educación inclusiva y equi- tativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para todas las personas”, resaltan la equidad y la inclusión como principios orientadores y como objetivos en sí mismos. En la Declaración de Incheon, los Estados miembros se comprometieron a “hacer frente a todas las formas de exclusión y marginación, las disparidades y las desigualdades en el acceso, la participación y los resultados de aprendizaje” y a “realizar los cambios necesarios en las políticas de educación y a centrar [sus] esfuerzos en los [grupos] más desfavorecidos, especialmente aquellos con discapacidad, para velar por que nadie se quede atrás” (UNESCO, RETOS PARA LA FORMACIÓN CONTINUA DE DOCENTES EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: IMPLICACIONES DEL ODS 4 – EDUCACIÓN 2030 Carlos Vargas Sociólogo y doctor en Innovación Educativa y Aprendizaje a lo Largo de la Vida. Jefe de la Unidad de Desarrollo Docente y encargado de los temas de equidad e inclusión en la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago).

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