Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa

La escuela: ¿(re)formación o liberación? 121 El filósofo español Fernando Savater Mora asevera que «la edu- cación transmite porque quiere conservar; y quiere conservar porque valora positivamente ciertos conocimientos, ciertos comportamien- tos, ciertas habilidades y ciertos ideales. Nunca es neutral: elige, verifica, presupone, convence, elogia y descarta. Intenta favorecer un tipo de hombre frente a otros» (1997, p. 151). Por lo tanto, en la escuela se favorecen los conocimientos y las competencias legitima- das y seleccionadas como dignas de aprenderse, y esta selección se realiza desde marcos valorativos, sociales, antropológicos, culturales, éticos y políticos que se sustentan en sendos cuerpos de ideas que distan mucho de ser neutrales y objetivas. La escuela y su cultura: un mundo de representaciones Para entender la escuela tradicional se hace necesario partir desde el análisis de su contexto, pues este constituye la base –el sis- tema de ideas, de lógicas, de métodos, de procedimientos, de formas de pensar, de observar y de actuar en la realidad– que la sostiene. En palabras del investigador José Contreras, «cuando se habla de que la escuela se halla inserta en un marco social, la sociedad no se limita a poner el marco. Por el contrario, se cuela dentro del aula y lo hace de varias formas» (1994, p. 9). Una de esas formas en que lo social se filtra en la escuela tiene que ver con la serie de discursos, prácticas, ritos, rutinas, normas y costumbres sociales que se asientan en el ámbito de la institucionali- dad escolar. La escuela construye una cultura institucional, al amparo de sus funciones, que inunda su accionar, estableciendo supuestos y representaciones que cristalizan en su discurso, en su ritualidad, en su accionar y en su acontecer. Lo anterior no significa que habitar la escuela se dé en un con- tinuo permanente, inalterable, carente de fisuras y mellas. En este habitar se desatan distintos mundos y perspectivas que contienen distintos intereses, sentidos, significados y un conjunto de repre- sentaciones que no siempre coinciden o son convergentes. Estos denominados mundos sociales , que sustentan el accionar de las personas –otorgándoles sentido–, muchas veces son disímiles, y es

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