Manual de oftalmología: curso quinto año

Oftalmología 29 c. Micótica: En general los hongos pueden ser filamentosos (los más frecuentes en Chile) o levaduras. En los filamentosos son los tabicados los que con más frecuencia atacan la córnea siendo el fusarium el más prevalente. En el caso de las levaduras es la cándida la más importante. Sospecharlo siempre en paciente con trauma ocular vegetal y en usuario de lentes de contacto. En general su manejo es difícil por la baja sospecha, el diagnóstico tardío y porque en Chile no contamos con terapias antimicóticas tópicas de primera línea. d. Atípicos: (acanthamoeba) Siempre sospecharlo en pacientes con queratitis y uso de lentes de contacto. Es una queratitis de evolución muy agresiva y de difícil manejo. Ulcera corneal con hipópion • Por trauma corneal Acá destacan cuerpos extraños corneales, herida penetrantes oculares corneales y laceraciones. El manejo de los cuerpos extraños superficiales es la extracción más un sello con ungüento antibiótico. Para el caso de las laceraciones y heridas penetrantes el manejo generalmente es quirúrgico. • Queratitis actínica En general se da por la exposición prolongada a radiación UV o por exposición sin protección a la radiación emitida en la soldadura. Esta causa genera daño en el epitelio corneal. El manejo en general es sello ocular más ungüento antibiótico y lubricación. • Queratitis Sicca En general se presenta en pacientes con patología sistémica como (síndrome de Sjögren o Artritis reumatoide), quienes padecen de un ojo seco severo, al punto de dañar el epitelio corneal. El manejo es controlar la patología de base y lubricación abundante. En algunos casos se puede llegar a la necesidad de ocluir los puntos lagrimales ya sea en forma transitoria o permanente con dispositivos diseñados para este efecto (tapones lagrimales). • Por exposición En pacientes con alteración palpebral que expone la córnea a periodos prolongados de exposición secando su superficie. (Por ej: parálisis facial, lagoftalmo o exoftalmo). El manejo es resolución de patología palpebral asociado a buena lubricación. Dentro de los diagnósticos diferenciales de ojo rojo profundo, y que no pertenecen a la superficie ocular ni la córnea se encuentra: a. Escleritis Inflamación de la esclera secundaria a patologías de la esfera reumatológica (vasculitis, artritis reumatoide, lupus y colagenopatías) con las que tiene una relación etiológica de un 50%. El signo cardinal es el ojo rojo profundo de coloración más violácea, localizado, asociado a dolor ocular severo a la palpación de la zona afectada. Al usar vasoconstrictor el rojo no desaparece. b. Uveítis anterior Inflamación de la cámara anterior del ojo (iris o cuerpo ciliar). Caracterizado por los síntomas ya descritos del ojo rojo profundo (ojo rojo, dolor intenso, disminución de agudeza visual). Dentro de los signos destaca células flotando en cámara anterior, secundario a la inflamación (iridociclitis), fenómeno denominado Tyndall. Puede haber sinequias posteriores que mantengan la pupila en miosis fija. Es de etiología variable, dentro de las que destacan enfermedades sistémicas reumatológicas, infecciones oculares, sarcoidosis, etc El manejo es con corticoides y midriáticos tópicos asociados al manejo de la patología de base. Este cuadro requiere manejo y control de un especialista. c. Glaucoma agudo: Se define como el aumento brusco de la presión intraocular. El cierre angular (ángulo iridocorneal) es la causa más frecuente. Se manifiesta como un cuadro de dolor intenso asociado a baja de la agudeza visual. Se observa un ojo rojo profundo, con una pupila en semimidriasis fija (arrefléctica) y edema corneal asociado a aumento de la presión intraocular importante. El manejo es con hipotensores tópicos y sistémicos (acetazolamida oral y manitol endovenoso), iridotomía láser y en caso de no responder, puede ser necesario un manejo de orden quirúrgico. Ojo Rojo Localizado Es una tercera entidad de ojo rojo que la describimos como localizado, debido a que es consecuencia de un fenómeno local que lleva a un ojo rojo circundante. Dentro de las patologías está: Epiescleritis Inflamación de la epiesclera. Importante en estos pacientes es el uso de vasoconstrictor tópico para diferenciar de escleritis. En epiescleritis al aplicar vasoconstrictor desaparece totalmente el ojo rojo. Hemorragia subconjuntival: Es consecuencia del sangrado de vasos conjuntivales, en donde la hemorragia está contenida entre la conjuntiva y la esclera. El manejo es la observación a la espera de la reabsorción hemática, esto ocurre entre la segunda y tercera semana. Se debe explicar al paciente que no tiene relación con la Hipertensión Arterial ni Ocular. Se pueden indicar lágrimas artificiales si existe sensación de cuerpo extraño. Si la causa es traumática, hay que estar atento a que no haya una herida escleral subyacente, ante la duda derivar al paciente para evaluación oftalmológica.

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