Caricaturas de ayer y hoy

ga lectura de grabado. Importan los rostros, las expresiones de los seres humanos. Es dibujo a lápiz y plumilla que hace uso -con ganas- de la sombra y los grises. Su proclama: El banquero que disfruta del sudor del artesano y que su pan le disputa, escape, sombrero en mano, que ya apareció El Recluta. El radical sin raíz, el liberal sin decoro, el suelto amarrado al oro, si tiene larga la nariz, puede tomar la cicuta como el filósofo griego, porque no tendrán conmuta, ya que a todos hará fuego impertinente, El Recluta. • Otros caminos Dos años más tarde aparecen El Culebrón, cuyas caricaturas atacan a Isidoro Errázuriz ("un hombre miiitante de todos los partidos"), ~Diablito, El Diablo Fuerte y otros tantos hasta í902, año en que se cierra la etapa de la historia de la caricatura inserta en un perio- dismo rudimentario, uh periodismo que casi no se le considera en la historia de esta profesión. A partir de 1902, la pluma del dibujante comienza a desviarse ipor otros caminos que no son ¡precisamente los de la observación política, del chis,te y la critica inmediata a nuestros gobiernos. Son caminos que llevan a la observación de la vida diaria, a la repro· ducción de costumbres y tipos populares y aristocráticos ohiknos. Ap-arece también el chis– te de mera diversión, sin más contenido ni objetivo que el de hacer reír a los lectores. Influido por el avance del periodismo europeo, de las nuevas técnicas, el nuestro se moderniza. Toma como fuente de inspiración todo lo que sea foráneo. Va desapareciendo la pobreza inicial en los medios materiales, pero la imaginación se traslada al viejo conti– nente. Si es importada, mejor. Escape, sombrero Pn mano, que ya apareció "El recluta".

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=