Kinesiología y discapacidad, perspectiva para una práctica basada en derechos

92 eje central de la intervención en rehabilitación, que suscribe al profesional como un facilitador de objetivos. Según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS) toda actividad física tiene el objetivo de mejorar la salud de la persona y prevenir posibles complicaciones; este propósito cobra aún más valor en una persona en situación de discapa- cidad (WHO, 2011), quienes en Chile pueden describirse con un perfil poblacional de bajo estrato socio-económico, baja escolaridad, baja empleabilidad, sedentarios y, por consecuencia, con un alto porcentaje de comorbilidades por enfermedades crónicas no transmisibles (Ministerio de Desarrollo Social de Chile, 2015). Estos datos que denotan una situación de exclusión social, deben ser analizados y considerados también al momento de implementar actividades o eventos deportivos dirigidos a estas personas. La correcta aplicación de la Clasificación Internacional de la Funcionalidad (CIF), permite identificar no solo un déficit estructural o funcional en una persona, sino que releva el con- texto ambiental que puede desencadenar una limitación de la actividad y/o restricción en la participación; destacan además la interacción de los facilitadores y barreras ambientales dentro de las cuales también podrían existir algunas de origen social y constituirse como la principal barrera para el desempeño en una actividad. Los doctores David Sanz y Raúl Reina, en el libro “Actividades Físicas y Deportes para personas con dis- capacidad”, nos invitan a diferenciar el uso de la CIF respecto al ejercicio en rehabilitación y/o en la actividad física adaptada con el fin de crear facilitadores eficientes para el desempeño de las personas con discapacidad en el deporte. Para Sherril (2014), la Actividad Física Adaptada (AFA) es un término global al servicio de la promoción de un estilo de vida activo y saludable, que tiene como objetivo mitigar problemas psicomotores que intervienen en el desarrollo personal del ser humano. Los beneficios que la práctica de la actividad física puede reportar a los colectivos con discapacidad son numero- sos a nivel físico-biológico, social y psicológico; entendiendo estos beneficios, Sanz y Reina (2012) ya habían mencionado que uno de los objetivos de la AFA era ofertar sistemas de empoderamiento, mismo principio de la Rehabilitación con Base Comunitaria. El deporte en nuestro país cuenta además con una legislación específica que tiene el objetivo de incentivar la práctica de la actividad física y el desarrollo del deporte en la sociedad. En este documento, el deporte es reconocido como un derecho para todos los ciudadanos, recogiendo debidamente la expresión del deporte y la actividad física adaptada y, en particular, del deporte paralímpico como máxima expresión de la actividad deportiva que realizan las PCD. Actualmente escuchamos frecuentemente la palabra inclusión, pero al momento concretar acciones nos complicamos en todos los aspectos. Una forma de facilitar el ejercicio de derechos y la participación en igualdad de condiciones desde el área de las ciencias de la rehabilitación y salud es a través de la promoción de la actividad física y deportes. El nivel más alto de inclusión en el deporte se da cuando una persona con discapacidad lo realiza junto a un deportista convencional, lo que requiere el desarrollo de ajustes que eliminen barreras arquitectónicas e ideológico-sociales para el pleno ejercicio de derecho; esto aún es, al menos, poco frecuente en la sociedad chilena, un país con aumento exponencial de las enfermedades crónicas no trasmisibles y que declara a más del 80% de la población adulta como sedentaria (Ministerio del Deporte, 2016). En personas con desarrollo psicomotor atípico y en personas con una funcionalidad adquirida como consecuencia de alguna patología o traumatismo, existe una necesidad de optimizar el control motor y proyectar objetivos de la sesión terapéutica hacia las actividades de la vida diaria, además de las distintas áreas y niveles de participación social. En la misma línea, existen autores que a través de la investigación afirman que la actividad física y los deportes debieran ser parte del proceso de rehabilitación, proyectándose en los demás objetivos de la AFA: recreación, inclusión y competencia, considerando la colaboración de las distintas disciplinas y desarrollo el de todos los ámbitos de aplicación (Reina R., Sanz D.,2012) Objetivo general del proyecto: Promover la inclusión social de las personas con discapacidad y el valor de la diversidad en los ciudadanos de la región de Valparaíso a través del deporte. Metodología: El proyecto Adapkine contó con un equipo directivo conformado por dos kinesiólogos. Para cumplir el objetivo del proyecto, se establecieron tres líneas de acción: 1. Concientización y valoración positiva de la diversidad en espacios comunitarios. 2. Capacitación a profesionales y estudiantes del ámbito de la actividad física y rehabilitación. 3. Desarrollar talleres de entrenamiento deportivo para personas con discapacidad con enfoque de derechos. Con la finalidad de ofrecer un buen servicio en las distintas líneas de acción, se conformó un grupo de 25 voluntarios compuesto por estudiantes de kinesiología, fonoaudiología y terapia ocupacional de la Universidad Viña del Mar. Los estudiantes voluntarios fueron capacitados en base a los alcances de la Convención de los derechos humanos para personas con discapacidad, la ley 20.422 sobre la igualdad de oportunidades e inclusión social para personas con discapacidad y las recomendaciones para el uso del lenguaje correcto en discapacidad. La duración del proyecto fue de 4 años y las actividades fueron financiadas a través de proyectos adjudicados en la Línea de Emprendimiento estudiantil del Fondo de Desarrollo Institucional del Ministerio de Educación de Chile. En todas las actividades se promocionó y, en el caso específico de los entrenamientos, se relevó aún

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