Kinesiología y discapacidad, perspectiva para una práctica basada en derechos

100 Resumen Palabras claves Citar este capítulo como: Experiencia exitosa: formación de cuidadoras y cuidadores Priscilla Andrea Gallardo Achurra 1 1 Centro de Salud Familiar Padre Alberto Hurtado, comuna de Macul. Docente Clínico U. de Chile, correspondencia a klga.pgallardoa@gmail.com En los últimos años hemos presenciado un aumento de las personas con ne- cesidades de cuidado, relacionado con diversos factores sociosanitarios como el envejecimiento de la población o el aumento de las personas en situación de discapacidad y dependencia. Esta situación en el Chile de hoy, lleva a estas per- sonas y a sus familias a experimentar sensación de abandono, soledad, mayor desigualdad y exclusión social. Esta realidad nos invita a una profunda reflexión acerca de la escasez de políticas públicas en la materia y la necesidad de contar con más y mejores estrategias para asumir el cuidado con responsabilidad social, prestando mayor atención a los determinantes sociales, al trabajo en red y cola- borativo con las familias, profesionales e intersector. Así también, en el corto y mediano plazo, son necesarias intervenciones que visibilicen y desarrollen herra- mientas con la comunidad potenciando su empoderamiento para que exista una mayor participación en salud, exigiendo políticas de Estado que garanticen sus derechos y una adecuada protección social. Como profesionales de kinesiología es necesario actuar desde los ámbitos individual clínico y comunitario, en primeras instancias visibilizando las necesidades, prontamente facilitando y, más adelante, protagonizando con las comunidades procesos de inclusión social y pleno disfrute y universalidad de derechos. Participación de la Comunidad, Dis- capacidad, Envejecimiento, Cuidado a largo plazo. Gallardo, P. (2020). Experiencia exitosa: Formación de cuidadoras(es). En M. Tamayo, A. Besoain-Saldaña, y J. Re- bolledo. (Eds.), Kinesiología y discapacidad: Perspectivas para una práctica basada en derechos (pp. 99-107). Santiago, Chile. Universidad de Chile. Realidad del Cuidar: Personas con discapacidad, dependencia y la figura del cuidador o cuidadora. “Quisiera decir tanto, porque en mi experiencia el rol de cuida- dora o cuidador rebalsa tu universo entero. Las mamás cuidan a sus hijos, los papás también, la profesora cuida a sus alumnos; el jardinero, sus plantas, hierbas y árboles. En general, el ser humano es un cuidador innato en todos sus ámbitos. La defi- nición de cuidador hace referencia a quien atiende, resguarda, administra, cultiva, mantiene, protege, mira, vigilia, custodia, defiende, a alguien que está en un estado de indefensión. Desde esta premisa, pienso que todos tenemos la habilidad o don de ser cuidadora o cuidador…” Viviana Parada, cuidadora y gestora comunitaria. “El cuidador informal es la persona que cuida y asiste en las tareas de la vida diaria a personas con dependencia funcional. Son en su mayoría mujeres que no reciben remuneración. Es una labor invisible y no reconocida.” Asociación Yo cuido Chile, Primer encuentro de Familias, Cuidadores y profesio- nales que apoyan a las personas en situación de dependencia y discapacidad (Facup, 2019). Es necesario comenzar con estas definiciones realizadas por personas de la comunidad y organizaciones de cuidadores y cuidadoras, en un esfuerzo por relevar sus propias experiencias, comprendiendo que todo abordaje en salud debe realizarse en conjunto con ellos, en el encuentro de saberes en una relación horizontal. Cuidar es una cualidad humana, todos y todas las personas han sido cuidadas y serán cuidadores o cuidadoras alguna vez. Las personas con necesidad de cuidado son más notorias en edades extremas: niños y niñas menores de 6 años, personas mayores de 80 años, así como también personas con discapacidad. La familia es “la gran cuidadora”, es esta red primaria la que entrega los cuidados básicos y el soporte emocional, siendo fundamental para el bienestar y la inclusión social de los individuos. Este es el llamado “sistema informal de salud” (Revilla,2003. p:284), en el que el rol del cuidado está ampliamente ligado a la figura de las mujeres asociado a una característica socialmente construida y vinculada con un rol de género.

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